miércoles, 29 de mayo de 2013

Capítulo décimo-quinto de una serie de relatos autónomos y articulables entre sí

por Jose Luis Díaz Arroyo - El Faro Crítico

Había uno y varios. Nicolette no contaba. De entre los que asomaban, en la siguiente ponía “Buenos días sean”, en la tercera “Si es que sí seguiremos igual” y, ya en la última, “Recoga los restos antes de entrar, gracias”. Lo siguiente que Nicolette pudo apreciar fue la ruptura del pasillo en una curva a la izquierda potenciada por luces parpadeantes de tono verdoso pálido. Sólo había una luz, e incluso estaba centrada en el pasillo, así que resultó sencillo poder adecuar el intervalo de su necesario parpadeo con la alternancia constante de la luz para no quedarse a oscuras con los ojos abiertos. Casi en un descuido, en un ligero vizqueo zancadilleado, chocó con un sillón. Tres sillas altas de madera vieja con respaldo de cuero. Chocó con la silla pero saltó el asentado. Una chica de pelo muy largo y muy pelirrojo que hablaba en acento ajeno con los ocupantes de los otros dos sillones. Un paso atrás y una disculpa entre dientes permitió que Nicolette ganara algo de campo de entendimiento. Tal vez también que pudiera recordar algo de las lejanas clases de portugués que ayudase a atender a aquel trío. “¿Serán vecinos nuevos?”, pensó y dio otro paso atrás para no molestar. Los otros dos de los tres miraban a la chica pelirroja. Sus posiciones no formaban figura regular alguna. Tampoco hablaban. Al menos, no movían los labios. Escuchaban como si les estuviesen recitando de carrerilla la lección el día antes de un examen. Incluso como si ya fuesen el mismo tribunal. Sólo asentían. Asentían a la par. Nicolette miraba.

Tantas luces, letreros y gentes nuevas de golpe no agradaron en exceso a Nicolette. Resultaron sobretodo incómodos. Mucho más de lo que podía soportar un sábado a las cinco de la manaña tras una noche fiesta. Así que sin mucho cuidado finalmente los evitó encaminándose hacia las escaleras. “Igual no tenía que haber tomado los dos últimos chupitos… mejor hubiera sido haber cogido el ascensor…” se dijo de nuevo mientras llegaba a su planta. Pronto, sin tiempo para llegar a la cama, ya dormía.

Fue una pena que ella, que tan bien solía recordar sus experiencias oníricas, que tanto gustaba de relatarlas a sus conocidos frente al fuego, no recordase nada de lo soñado entonces. Despertó y los esfuerzos memorísticos no hallaron rastro del sueño ni de las tres o cuatro horas antes de dormirse. Eso o es que lo soñado y pensado recientemente era demasiado poco hiriente como para ser marcado, reconocido y, por tanto, recordado como nuevo. Sí, claro que Nicolette recordó esa mañana cosas inmediatas, pero tan parecidas a lo que pensaba y hacía a menudo que se confundían entre sí. ¿Es esto soñado o vivido, pensado o exigido por el tequila? Suena la alarma del móvil, Nicolette se levanta, orina y come dos tostadas y un café enorme. Después irá al centro de búsqueda de ocupación, comerá en una hora la ensalada de pasta que se preparó ayer, volverá al centro y, antes de regresar de nuevo a su piso ya casi echada la noche, pasará por clases de canto. De inmediato se percibe rutina, es repetición. Un lunes es como un martes y, aunque el miércoles varíe, los jueves ya se parecen a los viernes. Está sola, ya lo sabe todo, ya lo ha hecho todo. Se despierta la curiosidad por lo absolutamente nuevo. Y se aburre, lo primero de aburrirse tanto, pero solo pudiendo aburrirse, es decir, en camino al no aburrimiento que supone la curiosidad. ¿Los fines de semana? Sí, estar con su novio ayuda a continuar por ahí dado el carácter tan aventurero y edulcorante que exhibe el chaval.

Y no es que Nicolette no gustase de novedades. No costaba mucho reconocerla metateorizando sobre sí diciendo “si no es diferente no lo quiero y si no rima con algo conocido me da asco”, como uno de los lemas principales que extendía tranquilamente a animales, dioses y piedras. Aunque tenía muchos lemas. Tantos y tan mezclados que a menudo a algún oyente lo suficientemente analítico le podría resultar en conjunto confusos sino contradictorios. Nada que ver a pesar de que, tal vez incluso también debido a la agitación que conllevaba que esa noche Nicolette no hubiera dormido más de una hora antes de salir el sol y solamente otras dos después, lo primero que pensó cuando se levantó fue algo así como “Ay, estoy cansada, no me gusta como soy, no me gusta lo que hago, soy tan feliz… nada”, para así, así, así, así… continuar durante un largo rato. No había allí mucho más que el hecho de que Nicolette hubiera dejado atrás varias veces todo lo que la constituía. Esa misma mañana, insistimos, ya lo había hecho en varias ocasiones. Lo que en esos casos quedaba de ella, porque algo había de quedar, no era demasiado, sobretodo, claro está, para ella misma. Si no, no habría pseudo-deseo de olvido absoluto. Falta de memoria, con-fusión, o, tal vez a la par, invariabilidad del registro de lo registrado, bajas temperaturas. No se aburría de, o más bien siempre estaba orientada a, el aturdimiento de eso que permanecía. En esto podría tener que ver el que el aturdimiento tomara formas sumamente curiosas. No la valía actualizarse sobre lo que ocurría en su barrio mundial a través de la tele, leyendo un diario o en mallas sociales. Ni siquiera bajando a la peluquería para, ya de paso, hacerse un cambio de look. No, Nicolette buscaba maneras de atontamiento mucho menos usuales, por ahí iba el asunto. De hecho, la curiosidad ante lo rabiosamente nuevo, en definitiva, fue lo que finalmente la constituyó en la continua falta de constitución en la que andaba.
Mecerse en una nana. Necesitar un poco de agitación para dormir. Y esperar al final del mundo. Confiar en que habrá maremotos. Una gran sacudida. Una o varias. Cuando lo seco y lo húmedo no se distingan. Fuera sí. Dentro no. Dentro sí. Fuera. No hay lugar para el rezo. Tanto hemos rezado. No vienen ya peregrinos de tierras lejanas. Tanto se nos ha rezado. Luces, músicas y estrellas. Vuelve la nana. ¿Y si tuviera otro nombre? ¿Uno menos cacofónico? ¿Tal vez uno que dejara inspirar por la nariz mientras se pronuncia?
Rana, cana, gana, lana, pana, vana, mana, sana. Uno largo y que cueste. Caracol. Un caracol antes de ir a dormir. Un caracol para dormir el sueno y despertar la ventisca. Un caracol a des-hora. Coger el paraguas triangular o el periodico del día y caer en la cuenta de que están demasiado. Caer en la cuenta. Estar viscoso. Incluso sentarse sobre el caracol. Aplastarlo. ¿Dejar que regenere? Que se pegue bien a nosotros. Sin concha en espiral no hay vida. Sin morada no hay. Como mucho una plasta pegada al bolsillo de un pantalón vaquero. Te llevo conmigo. A cuestas. ¿Convierte eso en caracol? Vuelve la nana.
Naja, nasa, napa, nada. Nada. Res-guardar-se. Hacerlo dos veces. Y que la tercera sea al menos tan mala como la segunda. No hay cuarta. Así no puede estropearse la tercera. Eso sí. Ya lo estaba desde la primera. Pensar que cualquier otra vida sería mejor. Hay muchas otras. Pero todas. En esta vida o en otra. Todas. Que se acaben ya. Ninguna dura. ¿Y entonces?
Papa, mama, caca, rara, baba, lala, jaja. Apuntar a los extremos de una sonrisa. Los picos altos del extremo. El entusiasmo del límite del fin del mundo cada día. Cuidado en la espera. Desconfigurar el rostro de una sombra. Dejar que el sol sombree. Incluso que deje marca. De las que son. Sin copyright. Sin marca de gafa de sol. Y sin sombra de ojos. Con ojeras es suficiente. Echar un vistazo al escuerzo. Y pensar que un árbol sin hojas también da sombra. Abriga y cobija. Desgarra la corteza que cubre corteza. ¿Quién se esfuerza por en-cubrir lo que da cobertura? Un fogonazo. Mejor si es fugaz. Señala y en-cubre. El fin finito del mundo. Un sofoco en erupción a ráfagas. También con olor a azufre y pesticidas.

¿Por qué rezuma si no tiene nariz?
¿A dónde apunta si no susurra?
¿Para qué susurra si no escucha gritos?
Si no tiene boca, ¿por qué no para de preguntar?
Grita, luego no grites de nuevo
Grita esta ocasión para siempre

¿Cuándo aclararás tu voz sino dejas de gritar?
¿Cuántos latidos exiges para pensar vida?
¿Hasta qué día andarás antes de jugar a pisar los pies del de al lado?
Si únicamente tienes luz, ¿por qué no paras de mirar?
Vive, luego no vivas de nuevo
Vive esta ocasión para siempre

¿Hasta cuándo inferir nuestras vidas nos obligará a vivir así?
¿En qué hora reinventar cerebros dejó de ser reventarlos?
¿Cómo algo que empieza tan pronto puede ser tan imperfecto?
Si la capucha no le permite escuchar, ¿por qué sonríe?
Sonríe, luego no sonrías de nuevo
Sonríe esta ocasión para siempre

¿Desde quién cabe recibir agradecimientos en una sonrisa?
¿Cabe una sonrisa en un tonel de helado derretido?
¿Entre cuántos puede ser soportable congelar un tubo de escape?
Si han leído y saben tanto, ¿por qué no desaparecen de una vez?
Soporta, luego no soportes de nuevo
Resiste esta ocasión para siempre

Si el suelo está tan pisado, ¿cómo pretenden encontrar huellas?
Si disecciona vidas ajenas déjale que llegue a la suya
Si tritura todo con el estómago, ¿por qué le seguimos dando de comer?
Si enferma con el contacto, ¿por qué no aspiras profundo el olor a pegamento?
Si el regreso no promete demasiado empeñémonos en distanciarnos en ellos
Si no tiene pies, ¿por qué no nos deja bailar?
Baila, luego no bailes de nuevo
Baila esta ocasión para siempre

Decimos que sí, y con ello asumimos una carga que Nicolette solo podría, y muy malamente, imaginar, estaba muerta cuando se repitió a sí misma aquello. Y eso que por des-gracia sólo en raras ocasiones le es dado a uno presenciar la muerte sin que aquello muerto de él en tal instante conlleve la exigencia de hacerlo comunicable a otros. Auque si más poco usual aùn es que esos otros reciban bien la cuestión sin necesidad de acompañar el relato de luces de colores oscuros, alguna que otra lágrima avergonzada o un duelo al amanecer, lo que los receptores y la propia Nicolette sí tomarían como natural en tal caso es un contra-milagro, la propuesta de matar a la muerte o simplemente dejarla morir entre palmas y palmaditas, para, tal vez todavía con el suficiente tiempo, recontrarear el milagro y resucitar a la muerte de la muerte, es decir, seguir viviendo como si no hubiera preguntas vivas. Así, la contranaturalidad superadora de lo sobrenatural que era su vida como toma de la continua apertura de la curiosidad al milagro, a la búsqueda perenne de lo absolutamente cambiante cada vez, obró unos cuantos milagros esa mañana. Lo normal.

Sin poder contar como tal el despertarse, abrir los ojos y notar que el sol también, de nuevo, había salido, ni mucho menos el sentarse al borde de la cama con las piernas relajadas y, tras acariciarse durante un par de minutos la parte interna de los muslos, la boca de la vagina y el clítoris, gemir un par de veces de placer, lo primero sí percibido como milagro milagrísimo esa mañana fue la simultaneidad de su último gemido con el timbre del intercomunicador. Solapamiento primero. El timbre siguió sonando durante un minuto porque Nicolette no tenía contratada la activación de respuesta por voz. De manera que se subió muy rápido las braguitas para no tropezarse mientras se acercaba al cuadro de botones de la pared. “Sí, ¿quién es?” fue su original respuesta al timbre. El segundo no tardó pero tardó algo, fue después, segundo solapamiento ahora entre su precaria situación económica y que la llamada fuese de una oferta de trabajo.

- Hemos analizado su curriculum vitae y creemos que sería ideal para el puesto...
- ¿Y cómo dice que se llama la empresa?
- “Pedrito el pollito”, líderes en generación de ple-pollo.
- No recuerdo haber enviado ningún curriculum, tal vez haya sido el centro de…
- …no se preocupe, tenemos muy buenas referencias suyas y creemos que sería ideal para el puesto.
- Ya… eso ya …
- …no se preocupe, tenemos muy buenas referencias suyas y queremos que empiece de inmediato.
- Bueno, ahora estoy en casa, tal vez manana mismo podríamos tener una entrevista personal y…
- …queremos que empiece de inmediato, esta misma mañana si puede ser, ¿podría estar en media hora aquí?
- ¿Media hora?
- Sí, queremos que empiece de inmediato, hemos analizado su curriculum y creemos que sería ideal para el puesto. Según nuestra información usted vive en Peroné, 23, 7° I.
- Sí.
- ¿Podría estar usted en quince minutos aquí?
- ¿Pero dónde?
- Calle Peroné, 23, 6 H.
- ¿Cómo?
-  Peroné 23. Nos instalamos ayer mismo y hoy comenzamos a producir. Hemos tenido una baja de última hora, ¿podría estar usted en quince minutos aquí?

Nicolette no le dió muchas vueltas. Solamente dos y en idéntica dirección, la que le llevaba a obviar que aunque en general el camino de vuelta siempre le dejase a uno en la misma situación de partida, sólo la ida serena del salirse de sí para seguir siendo permitía que la vuelta acogiera a la ida aireándola y evitar así que no supusiese elemental pastiche de lo que todavía no había sido, es decir, la dirección que llevaba de su cama a la ducha y de allí al armario para escoger muy rápido algo de ropa elegante para su primer día de trabajo. Ahí estaba el enganche, el atractivo de lo inesperado en forma de reto. Y la curiosidad. El reto era ser capaz de ser muy rápida y cumplidora de la meta impuesta por ese casi cualquiera que, eso sí, cubría la necesidad tan general de tener vida que se le presentaba. Y el reto también, ya se sabe, era agotar el reto cuanto antes para colocarse en otro. Así que poco más de 12 minutos después de colgar el teléfono, Nicolette todavía con el pelo húmedo ya estaba tocando a la puerta del 6 I. La puerta que rezaba “Director de recursos, esté dispuesto antes de llamar, y llame antes de entrar” se abrió. Una caja de zapatos metálica que flotaba en el aire apareció tras ella. La caja guiñó una luz roja de su frontal dos veces y reguló su altura hasta situarse a la de los ojos de Nicolette. “Nicolette Fernandez del Pino, ¿verdad?” dijo con cálida voz varonil, y le invitó a seguir su trazo en el aire hasta su futuro puesto de trabajo. Frente a la puerta del sexto derecha Nicolette detuvo al Director de recursos.
- Verá, todavía no sé qué tengo que hacer, ni cuál es el horario o las condiciones…
- No te preocupes, harás tu trabajo perfectamente. Necesitamos que empiece de inmediato, así que no podemos perder mucho tiempo. Entiéndelo, le indicaremos ahora lo justo para que realices bien tu tarea y poco a poco te irás dando cuenta del resto. Y sobre el contrato, condiciones y demás, tampoco te preocupes, serán de tu agrado, a medio día lo tendrás aquí. Entra, por favor.
- Vale…
- En este piso desarrollarás tu labor. Necesitarás mucho silencio así que por ahora estarás tú sola. En el letrero de esta puerta puedes poner la frase que quieras. Un frase de bienvenida, de advertencia o recordatorio, lo que prefieras. Queremos que estés como en casa…, pero pasa ya por favor.
- Cuesta respirar.
- Te acostumbrarás, al principio les pasa a todos... un momento... según mi base de datos únicamente tienes que tratar de tomar aire profundamente, mantenerlo dentro de los pulmones tres segundos y después echarlo, sí, cogerlo por la nariz y echarlo por la boca, ¿lo tienes?
- Creo que sí, ¿y algún consejo para ver algo más?, ¿no cerrar los ojos… o mejor coger una linterna?
- Buen humor, mejora la cohesión laboral... pero lo de la niebla es difícil de solucionar, para que los procesos de biosíntesis del mojado y empanado de las pechugas sean más eficientes, el ambiente tiene que tener un índice de humedad del 80 % en estos segmentos de la planta.
- Ya...
- Lo mejor que puedes hacer es orientarte siempre por esos leds del suelo. Indican las zonas de paso y los puestos de trabajo. El tuyo es el 15-J. Es la tercera puerta de la derecha...
- … pechugas… ¿de pollo?.
- Sí, a eso nos dedicamos, ¿te gusta el ple-pollo?
- Pues... no lo he comido nunca.
- No importa, cada uno en su casa hace y come lo que quiere. No te preocupes, ese es uno de los fundamentos de esta empresa… pero sí queremos trabajadores íntegros y comprometidos con su labor... que la realicen de la mejor manera posible.
- Lo habitual…
- Pero no lo queremos simplemente para sacar el mayor rendimiento y eficiencia a la inversión de la empresa en el pago de gastos, nóminas y demás, ya sabes, balanza de gastos y esas cosas… no, hay algo más y eso que aquí no hay más y menos…
- …
- … claro que hay rendimiento, ganancia y rentabilidad, tiene que haberlo, somos una empresa con ánimo de lucro y, dentro de unos límites, cuanto más, pues mejor, pero en los límites está el quid… a ver… entre la pretension de continuo crecimiento ilimitado de la ganancia a toda costa y el crecimiento discontinuo de la ganancia en un período macro suficientemente eficiente para nosotros que, ahora sí, asegure que al menos siempre haya empresa, obviamente, nos quedamos con lo segundo…. lo primero es lo primero… que al menos haya empresa, y ahí no hay, como decía, más y menos. Hay que asegurarlo, por eso es vital que realices tu trabajo a la perfección, o funciona y lo realizas a la perfección o la empresa entera se va a pique… es lo particular y privilegiado de tu posición en esta empresa. La eficiencia tiene que ser siempre la máxima posible. Te necesitamos y tú nos necesitas. Somos lo mismo. Sin uno no hay el otro. Nosotros ya te conocemos, hemos analizado meticulosamente tu curriculum. Y te queremos. Ahora tienes que ser tú quien asimile bien cómo trabajamos, que nos conozcas bien para hacer perfectamente tu labor…
- …
- … y para eso obviamente no puedes ser sin más un eslabón ciego y funcional en una cadena de producción... tienes que saber muy bien de dónde y a dónde va tu trabajo en esta planta... y qué y cómo produces.
- Vale.
- Aquí todo es perfectamente legal, no hay nada que ocultar. Es de dominio público... las carnes sintetizadas fueron catalogadas como salubres hace gobiernos... blablá blablá... y desde entonces nuestra compañía es pionera en la producción sintética de ple-pollo... blablá... a mí, como te decía, me da igual que lo comas en tu casa, eso es preocupación de las unidades de comercio y publicidad...
- Claro...
- … pero sí que tienes que estar convencido de que en lo que hacemos no hay absolutamente nada, en ningún sentido, malo ni censurable, porque si no será imposible que hagas tu trabajo en condiciones...
- Bueno, nada absolutamente en ningún sentido es mucho, ¿no?
- Desde luego, por eso somos líderes del sector... y en un sector muy competitivo. Empezando por el sabor, tratamos de hacer que el sabor de nuestro pollo se adecúe al gusto de la gente, que se ajuste a sus necesidades y no al revés. No vamos por ahí lavando la mente de la gente, hay una demanda objetiva de ple-pollo y nosotros la satisfacemos, damos soluciones a esa necesidad, eso sí, planteando una buena variedad de soluciones, para todos los gustos... actualmente derivamos siete fibras de carne de pollo diferentes combinables con otros ocho rebozados conectivos y cinco biosalsas añadidas en la última fase de saturación.
- Siete fibras, ocho rebozados conectivos y cuatro salsas...
- Son cinco, cinco biosalsas... y no hace falta que lo memorices, esto lo tienes en los apuntes que te traeremos a medio día, quédate con el espíritu de lo que te digo... tienes que entenderlo bien… bueno, estábamos con que la necesidad de ple-pollo es objetiva pero no impuesta, claro, no es que la impongamos nosotros, pero tampoco es que simplemente tratemos de cubrir esa necesidad como si apareciera por sí sola y después fuésemos capaces de delimitarla, registrarla y cubrirla para así ¿qué?, suponiendo que con la satisfacción de la necesidad no la modificásemos excepto para que continuase siendo tal cual es, ¿no cambiar nuestro esquema de producción y así perpetuarnos en el tiempo mientras continua sin variedad la necesidad? Mal asunto... ¿imaginas qué ocurriría con la competencia?, todos podrían también, antes o después con bastante garantía de éxito dada la inalterabilidad de la necesidad, conseguir suplirla, y ¿entonces?, ¿pura competencia mercantil en torno exclusivamente a lo precios?, ¿saturación del mercado por un exceso de excedente único y exclusivo?, por no hablar de esa rarísima, inalterada e inalterable  necesidad supuesta, bueno, aunque eso tal vez fuera salvable si hablásemos de una necesidad exclusivamente alimenticia, ¿cuál sería el problema si a la gente siempre le ha gustado, le gusta y, en principio, le gustará el pollo rebozado? Una vez asumida la dificultad del registro presente-futuro-pasado de ese gusto, el tal vez ilegítimo salto entre el gusto y la conducta material materializado justamente en la compra, no habría gran problema, nada cambiaría del resto de la vida de la gente si todo el mundo comiera siempre pollo rebozado, ¿no te parece?
- Bueno...
- Pero aún así, la necesidad objetiva no puede venir sólo de un lado, primero porque es imposible y segundo, insisto, porque no nos conviene. La necesidad ha de variar, pero nosotros no la generamos solitos, tampoco es que seamos nosotros y otras empresas los generadores, tampoco puede venir nunca exclusivamente dada sin más como si aceptásemos que se mueve y muta por sí sola... ya sabes, eso terminaría mal... ¿entonces?, pues lo típico, paso del plantemiento de la generación en términos absolutos de uno de los planos por el otro, al básico de conexión de ambos planos en un flujo de continua intervención mutua fuera de coordenadas de generación total alguna. De la generación al cambio conjunto. Y al cambio no controlable, claro, no predecible, es decir, meramente cuantificable. ¿Qué hacer pues?
- Buena pregunta… ahora mismo me lo estaba…
- Pues transparencia y claridad, nosotros no engañamos a nadie, ¡que nadie pueda decirnos nada!... porque si consideramos, como acabamos de decir, que la situación de interconexión entre necesidad-necesitado y proveedor de la necesidad-necesitante es inalterable en el sentido de que toda alternativa al planteamiento supondría o la desaparición de la relación y de los elementos de la misma y sus términos o una relación que ya no nos interesase a ninguno de los dos planos, puesto que además la primera opción habría de conllevar la alternativa a instaurar a la vez de la caída del anterior modelo dado que, aún tal vez no en otras coordenadas del todo respecto al supuesto modelo anterior, en cualquier caso exigiría algún tipo de satisfacción inmediata de necesidades básicas de tipo alimenticio para toda la población mundial, no nos queda otra, ¿y si no qué?, que partir y aceptar como única vía posible que la necesidad… obviamente sin entrar en tipos diferenciados netamente de necesidad porque en algún lugar hay que parar, no vamos a hacer nosotros todo el trabajo… que la necesidad varía, se genera, en el sentido de que no podemos ni queremos afirmar la inalterabilidad absoluta de la necesidad, y nosotros, en competencia con otros, nos adecuamos a ella por interés. La clave está pues en esa adecuación o interconexión. Tienes que entenderlo bien. La competencia es necesaria y pensar que si lo que nos interesa, en cuanto negocio, es eliminar todo competidor, es tan profundamente estúpido como obviar que la competitividad nos ayuda a ser más competitivos. Son dos cosas diferentes, ojo...
- Eso ya lo había escuchado…
- La competitividad, que haya una multiplicidad de rivales, nos hace mejorar, estar más alerta y adecuarnos mejor cada vez a la necesidad que muta, ser más competitivos. Al fin y al cabo, podría haber necesidad, cambiable o no, pero que no fuésemos capaces de satisfacerla, no tener éxito comercial porque, como ya decía, nosotros no generamos meramente la necesidad.
- Ya... ¿pero entonces eso de adecuarse...?
- Bien, es vital que te intereses por nuestras maneras, eso es..., mira un modo sencillo de entenderlo es aceptar que ciertamente, eso sí, en un sentido de nuevo muy vago y general y tonto, por ello fácilmente entendible por muchos, sí había ya al principio, una necesidad, necesidad material o alimenticia, si quieres, una necesidad que ya venía dada pero que, suponemos, ya entonces no paraba de cambiar en algunos aspectos pero conservándose como tal necesidad. Nosotros nos encontramos con ella, ahí ya la modificamos en alguna medida no medible porque no hay posibilidad de comparación con lo que había antes, todavía no nos habíamos encontrado con ella, pero no la generamos exclusivamente. Había ya algo, y algo además que exigía una satisfacción externa, una demanda no satisfacible por el mismo algo, y ahí entramos nosotros. Podríamos no haber hecho nada por satisfacer aquello, y no me refiero a que pudiéramos haber hecho algo para que la gente pudiera suplir esa necesidad por ellos mismos o entre ellos mismos, digamos que ese carácter de no satisfacibilidad propia, de necesidad sólo satisfacible desde fuera de lo que nos encontramos, ya formaba parte de lo que nos encontramos. No nos molestó. De hecho, no nos podía venir mal porque nosotros participábamos de ello. Nos pudimos encontrar con ello porque ya nos pertenecía, a nosotros y a la necesidad respectivamente, el estar a la espera del encuentro, respectivamente, ya como...
- Espera, espera, ¿pero a dónde quieres llegar?
- Esto es importante. Mira, no somos ningunos héroes, ni ningunos santos, no queremos serlo, no nos toca. Sólo hacemos nuestro trabajo, de la manera más digna posible, eso sí. La que mejor se adecua a la situación actual mientras no haya otra. Lo que hacemos es afianzar y asegurar el esquema, sólo eso, no nos oponemos ni negamos a nada. Y ahí es clave tu labor, que realices tu función perfectamente porque sin ella nosotros, “Pedrito el Pollito”, no estaríamos aquí, no podríamos afianzar nada dentro de nuestros intereses. Para eso, para que estemos, tú tienes que estar también como perfecto trabajador.
- Vale…
- Ya te imagiarás que uno no llega a ser líder de un sector tan competitivo de la noche a la mañana, llevamos treinta anos mejorando nuestra receta. Y en este proceso nos dimos cuenta que lo orgánico llama a lo orgánico, que la tasa media de agrabilidad del sabor de nuestro pollo crecía un veintitrés por ciento si aumentábamos el contacto animal no físico con el pollo sintetizado.
- ¿Cómo?
- Todavía no hay estudios científicos concluyentes, pero hay unos chicos en Finlandia que trabajan con esa hipótesis… bueno ellos hablan de la diferente proporción de tejido no graso que rellena el hueco entre las fibras musculares… aumentaría por la cercanía de especímenes animales en cierta parte del proceso de biosíntesis … todavía estaría por ver causas y diferenciaciones entre diversas epecies animales. Pero nosotros ya lo habíamos comprobado antes. Hemos probado con gatos, conejos, perros y hasta con gallinas y pollos. Pero nada de nada, no valía con empollar las cubetas… la tasa media de agradabilidad del sabor del ple-pollo no crecía más de un once por ciento.
- ¿No me diga que voy a tener que estar cuidando animalitos…?
- No, no. Tu trabajo va a ser estar con el ple-pollo. Porque con humanos el asunto cambia, la tasa se dispara y alcanzamos nuestro genuino sabor, el que la gente se merece porque demanda.
- Así que…
- Entra por esta puerta… está muy oscuro… sigue los leds del suelo… ¿ves esas dos cubetas del fondo?
- Sí.
- Bien pues simplemente vas a tener que estar con ellas nueve horas al día. Vas a participar en la segunda fase de biosíntesis, favoreciendo la diferenciación del tejido epitelial con tu presencia. Así que ya sabes, cerca de ellas, pero ni muy cerca ni muy lejos, lo justo, ahí donde están las marcas…
- ¿Mar…?
- … sí, en el suelo. Ahí tienes que poner los pies, ¿lo ves…? Pones los pies y luego, de pie, abrazas a las dos cubetas. Es importante que estés de pie, para que el cuerpo esté en tension y para que abraces justo a esta altura y a esa distancia. De otra manera la tasa disminuye…
- Ya…
- …el abrazo es clave…
- … claro… así que tengo que estar nueve horas al día de pie sin moverme abrazando a estas dos cubetas, en esta sala que se parece tanto a mi cuarto de estar, a oscuras y sin poder apenas respirar.
- Sí … además como ya te he dicho es clave que estés cómoda, a gusto, eso influye en tu labor, en su sabor… afecta al ple-pollo, de manera que no dudes en descansar, ir al baño o sentarte un ratito si estás cansada, confiamos en ti…
- Gracias…
- … sobretodo porque conocemos y aceptamos la finitud de cada uno, sus limitaciones… también de los tejidos orgánicos biosintetizados… y las integramos en el proceso de producción, esa es la clave de nuestro sabor, de que a la gente le encante. Sabemos que la tasa media de agradabilidad no puede crecer exponencialmente de manera ilimitada, pero tampoco lo necesitamos…, de hecho no tiene sentido plantearlo dentro de lo que estamos hablando… la adecuación, ¿recuerdas?, nos adecuamos y satisfacemos la necesidad recibiéndola, y por tanto modificándola en alguna medida, y por tanto, puestos a no poder no modificar, modificándola dentro de nuestros intereses que no son otros que el afianzamiento y aseguramiento de que siga habiendo adecuación, necesidad y nosotros. Lo mejor para todos. Y ya sabes, aceptamos que siempre habrá una necesidad de este tipo, y ahí entra el juego el valor de la tasa media como indicador de la buena adecuación, pero no que la necesidad particular de la gente, que ahora a la gente le guste el pollo como si se hubiera alimentado de pienso y manaña con sabor a chili, pueda cambiar, de hecho, partíamos de que la necesidad particular va cambiando pero permanence como tal necesidad, ¿no?  
- Ya…
- Así que no te preocupes si tienes que descansar unos minutos, por ejemplo, cada hora. Lo que también es muy importante es que mientras no estés abrazada al menos sí hables al ple-pollo, de lo que sea, eso de igual, y que cuando estés abrazada, si imaginas o piensas en algo, que ese algo te produzca placer. Piensa en cosas agradables, el ple-pollo nos lo agradecerá.
- Vale.
- Dime, ¿lo crees posible?, lo podrás hacer, ¿verdad?, estamos apostando muy fuerte por ti …
- Pues… !claro que sí! ¿Pero ya mismo?
- Por supuesto, no podemos perder tiempo. Si empiezas ahora… a las ocho de la tarde habrás terminado la jornada...
Solapamiento tercero. Todo continuó como estaba. Nicolette ya estaba preparada. Antes incluso de saber de las marcas. Puso los pies allí, en el lugar no avistante que permitía al abrazo, y se estiró apuntando hacia el techo para que la amplitud de sus extremidades fuera lo mayor posible. Nueve horas y un minuto después estaba en casa. No se demoró un instante ni en ir al baño. Tenía prisa. El día siguiente no trabajaba, era fiesta mundial, y había quedado con unas amigas para cenar.


lunes, 13 de mayo de 2013

¿SABE EL NORCOREANO QUE EN SU PAÍS HAY PROPAGANDA?


por Batto – El Faro Crítico

Algunas reflexiones sobre nuestro sistema de propaganda...



            ¿Sabe el norcoreano que en su país hay propaganda? Si fueses un ciudadan@ medi@ de la obra de Orwell 1984, ¿serías consciente de que vives en un Estado totalitario? Si vivieses en la Alemania de los años 30, ¿tendrías la misma visión de Hitler y el nacional socialismo que tienes ahora? Y si estuvieses viviendo, tú, ahora mismo, inmerso en la lógica de un sistema de propaganda, ¿crees que te darías cuenta?

            El éxito fundamental, básico, de un sistema de propaganda está en que las personas implicadas no sepan que aquello que están leyendo, viendo, escuchando, creyendo, es en realidad propaganda. La propaganda va mucho más allá de la adulación a determinado grupo político o la exaltación de una ideología concreta. La propaganda actúa, sobre todo, en la interpretación de la realidad que hace una sociedad. La propaganda llega a lo más profundo de las personas, a ese rincón íntimamente relacionado con tus valores, con tus conclusiones, con las creencias en torno a las cuales fundamentas todos tus actos, ideas y proyecto de vida. Ese rincón tan ligado al Yo, al Ego, que atacarlo deja de ser un debate ideológico para convertirse en una “agresión” al individuo en cuestión, que automáticamente reacciona a la defensiva, sin argumentos ideológicos o coherentes, sin amplitud de miras, para salvaguardar su propia identidad.

            Es para tod@s muy sencillo mirar un país con un régimen diferente y distinguir, con un simple vistazo, todos los elementos descarados de propaganda. Cuando miramos desde fuera vemos muy claramente cómo actúa la propaganda pero, ¿tenemos esa misma claridad cuando miramos desde dentro? Una de los “recuerdos” que traje de Cuba, y que a todo el mundo que lo ve le llama la atención, es un “pinta y colorea” infantil de Playa Girón, donde el niño/a debe poner color a Fidel Castro haciendo frente a la “invasión mercenaria”. Nadie duda de que eso es un ejemplo claro de politización o adoctrinamiento infantil. Sin embargo, ¿cuántos hemos jugado de pequeñ@s a Call of Duty, Medal of Honor, Splinter Cell u otros tantos juegos en los que éramos soldados norteamericanos matando a gente de otros países, a “enemigos”, siguiendo su propia visión de la Historia y su división del mundo en “malos” y “buenos”? ¿No es exactamente el mismo tipo de adoctrinamiento? ¿Por qué uno salta a la vista y con el otro convivimos durante décadas sin planteárnoslo o consideramos que es “sólo un juego”?

            La mayoría de la gente cree que la propaganda va referida exclusivamente a lo que consideramos “político”: partidos, campañas electorales, dictaduras o medios de prensa (todo el mundo sabe que hay, al menos en teoría, periódicos de diversas corrientes ideológicas). Pero el mayor éxito del capitalismo ha sido el de mostrarse a sí mismo, a su sociedad de consumo y a su forma de funcionar como algo ajeno a las ideologías, como una ley natural, como algo que “está ahí” y punto. Por eso el grueso de la propaganda capitalista no es considerada como propaganda política: creemos que es lo normal, que es parte lógica de la sociedad humana, que no tiene importancia.

            La parte más peligrosa de este modelo de propaganda no está sólo en los noticieros, los periódicos y los discursos. Está en algo más cotidiano: el cine, las series, los programas de televisión, las revistas, los grupos musicales de moda y sus videoclips, los cómics, los anuncios publicitarios.

            Desconfiamos de los políticos y de la prensa, pero disfrutamos el cine, tenemos una vinculación emocional con personajes y series que nos han acompañado en nuestra infancia, con marcas que están impresas en nuestros recuerdos. Y a través de todo este imaginario construimos una visión de la realidad que es la que realmente legitima de forma profunda el sistema capitalista, su escala de valores y la parte de su mundo que quiere que veamos.

            Porque, desde luego, sus series y películas no nos muestran el mundo real. Hemos mamado del mundo de las familias blancas, principalmente norteamericanas, de clase media-alta (cuando no directamente millonarias). Hemos entendido sus historias de amor, sus problemas, sus actividades de ocio y consumo, su discurso político, sus valores y sus modas como lo “normal”, la norma en este mundo. La parte crítica la hemos visto en los barrios de negr@s y latin@s también de Estados Unidos y de forma carente, por lo general, de discurso político alternativo. Al resto del mundo, si lo vemos alguna vez, aparece de forma confusa, caótica: guerrillas, terrorismo, dictaduras, conflictos armados, inestabilidad, sin explicar las causas, las realidad. ¿Qué pasa ahí? Mejor no acercarse... En todo caso, algún director progre o directamente de izquierdas nos permitirá ver ese mundo con ojos críticos... a través de un blanco occidental de clase media.

            Es decir, que hemos construido nuestra imagen de cómo es el mundo que nos rodea en torno al modelo de vida (profundamente insostenible, además) de una minoría mundial, y hemos pensado que ésa es la norma, que lo raro, lo anormal, era lo que se salía de ese esquema. Hemos visto el mundo desde una mirada “ricocentrista”, etnocéntrica, falocéntrica, antropocéntrica... y a partir de esta visión profundamente sesgada creamos nuestras aspiraciones, nuestra escala de valores, nuestro concepto de éxito y, lo que es peor, nuestra idea de los conflictos históricos.

            Las películas del oeste nos enseñaron que los indios, que se defendían de colonos que les robaban las tierras y asesinaban, eran los malos. Las películas de la guerra de Vietnam nos enseñaron a empatizar con los soldados de un ejército invasor, pero nunca se pusieron en la piel del pueblo vietnamita, nunca contaron el por qué de ese conflicto...

            ¿Te has planteado cuántas de las opiniones y certezas que tienes no vienen de tu propia reflexión crítica, sino de la imagen mediática que han construido para ti? La imagen que tienes del mundo islámico, ¿la has construido a partir de lecturas, de investigar, de empatizar, de compartir, comparar y analizar; o a través del imaginario de los mass media occidentales? ¿De dónde viene tu opinión sobre Hugo Chávez? ¿Y sobre los movimientos “antisistema”? ¿Y sobre la naturaleza y el ecologismo? ¿Y tu idea de cómo debe ser una relación de pareja? ¿Y tu ideal sobre el cuerpo de una mujer? ¿Y sobre la democracia y la guerra? ¿Y sobre el progreso? ¿Y sobre riqueza y pobreza?

            Con una población sumida en una auténtica realidad paralela, completamente ajena a lo que pasa fuera, analfabeta en lo que se refiere a política, economía, sociología o historia, que vive mirándose al ombligo y que sólo aspira a tenerlo todo y tenerlo ahora, es sumamente fácil movilizar ese imaginario para legitimar las mayores atrocidades, limpiar las conciencias o, lo que es más importante, conseguir que nunca se planteen algunas de esas preguntas clave  cuyas respuestas pueden resultar... incómodas.

            He aquí el éxito brutal, aplastante, del sistema de propaganda capitalista de las últimas décadas, que ha borrado la historia, los discursos, el pasado y el futuro y nos ha hecho vivir en el presente continuo individualista de una pompa de jabón... que tarde o temprano reventará.

martes, 7 de mayo de 2013

LA URGENCIA DE RELOCALIZAR LA POLÍTICA


REPUEBLAR

Jose Luís Manchón – El Faro Crítico

Vivimos momentos inquietantes en Europa. La tan denunciada puerta giratoria entre lo público y lo privado que comunicaba dos espacios separados, ha sido intercambiada por una cama redonda donde la orgía es permanente. El fruto de esa fusión coincide con el último grado de descomposición en un régimen democrático, la Cleptocracia; institucionalización de la corrupción y sus declinaciones como el nepotismo, el clientelismo político y la malversación sistemática de caudales públicos. Un sistema político trufado de ladrones disfrazados de servidores públicos que ha erosionado radicalmente las bases sobre las que se asienta la Democracia Representativa y Los Estados del Bienestar.  El sueño de esa izquierda que creyó poder compatibilizar  capitalismo y socialismo se está desmoronando aceleradamente. La sensación general para la mayoría de la población afectada es de absoluto vértigo y desorientación, también miedo. Movimientos como el 15M y otros, nacidos como expresión de la indignación ante estas transformaciones, han hecho un análisis certero sobre cuales son las causas de la actual crisis-estafa y quienes son sus responsables. Lo han denunciado públicamente, sostenidamente en el tiempo y de las más diversas formas, pero ni las manifestaciones masivas, ni los actos de desobediencia civil de la ciudadanía, ni los escándalos de corrupción ya en el interior de los propios órganos del poder han logrado afectar lo más mínimo al guión corruptor y privatizador que representa la agenda neoliberal. Esta lamentable situación ha llevado a la sociedad civil a un estado de shock que roza en muchos casos la desesperación. No encontramos el discurso para sobreponernos a esta sensación generalizada de impotencia y menos, para construir un horizonte de expectativa considerado como viable por la mayoría y que pudiera servirnos como imaginario para empezar a plantear alternativas sólidas que vinculen en la acción política activa a amplios sectores de la población. Ante este aparente fin de la historia que nos impide articular nuevas racionalidades, vuelve a tomar relevancia la lucha contra el individualismo, contra la atomización y el aislamiento de las personas como primer paso para la necesaria recomposición de estructuras colectivas que fueron quebradas y que son imprescindibles para configurar mundos. 



Redes sociales
La Globalización, como esa forma de colonización y homogeneización del pensamiento, ha sido un proceso que se ha expresado como un gran diluidor de cultura.  Ha robado el alma a los pueblos, cuando no los ha aniquilado como formas de vida y lo que ha quedado, el individuo aislado y despotenciado, en soledad, sin referentes comunes y con frágiles bases construidas desde si mismo, se retuerce en el malestar ante la indiferencia de sus contemporáneos. El proceso ideológico de despliegue global del neoliberalismo nos ha llevado a la Nada, y un helador vacío inunda al ciudadano de a pie que huérfano y desvalido, se esfuerza por añadir consumo social a su cesta de la compra. Encontrar enlaces y herramientas en Internet que permitan conectar con los caladeros de relaciones virtuales se ha convertido en una obsesión para muchos. En general, el objetivo que se persigue no es tanto entrar en una colaboración recíproca con los contactados, sino más bien que todo fluya en un único sentido desde una asimetría interesada. Todos dispuestos a recibir, pocos dispuestos a dar. Muchos deseosos de encontrar colectivos que resistan con nosotros ante la injusticia que nos toca, casi nadie queriendo formar parte de esos mismos colectivos cuando ya no se trata de nosotros mismos y nuestras demandas. Redes de asistencia, pero no de apoyo mutuo. Siempre añorando el calor de la comunidad, pero sin disposición a asumir las obligaciones y compromisos que implica la pertenencia real al grupo. Acercándose desde lejos y siempre a punto de irse. Las redes sociales representan claramente este escenario sumamente fluido donde a golpe de click salimos y entramos, apoyamos o rechazamos, nos vinculamos o desvinculamos. Aceleración y vaporosidad.

No todo es negativo. La malla social, casi inexistente en los últimos años, se ha recompuesto de una forma amplia, aunque difusa, a través de las llamadas redes sociales digitales. Hemos vivido recientemente estallidos que han tenido que ver directamente con estas nuevas formas de relación y comunicación. Acontecimientos que han inaugurado nuevas formas de protesta, de convocatoria,  de organización; en definitiva, de hacer política. Ahora tenemos constancia casi a diario de protestas y concentraciones convocadas de forma espontánea, que se materializan súbitamente y con la misma inmediatez, se diluyen. Estructuras organizativas horizontales y rizomáticas, sin dirigentes, sin líderes y deslocalizadas que emergen, crean conexiones, se articulan y posteriormente se debilitan, hibernan o desaparecen con la misma rapidez con las que se crearon.  Un juego del gato y el ratón, que en determinado momento puso muy nervioso y preocupó en extremo al poder, pero que hoy asume con relativa tranquilidad. Representan al fin y al cabo un mal menor, minúsculos cortes a la circulación  capitalista, interrupciones brevísimas en el proceso de privatización del mundo, pequeñas piedras en el camino que son apartadas con la ayuda del silencio cómplice de los grandes medios de comunicación. El momento pide un cambio en la estrategia.  

El pueblo en Ruinas
Es habitual escuchar en la protesta callejera lo de “El pueblo unido jamás será vencido”, pero en verdad, el individuo moderno cuando sale a la calle y participa en un acto masivo de protesta, lo que está haciendo en la mayoría de los casos es reivindicar determinadas demandas individuales apoyándose en la multitud. Las manifestaciones y concentraciones son mayoritariamente simulacros que aparentan representar una lucha comunitaria apoyada por miles de personas que se configuran como unidad. Realmente es todo lo contrario, más bien en estos actos concurren miles de demandas individuales aglutinadas en el mismo espacio y tiempo bajo el paraguas de un slogan común. La comprobación exacta sobre este hecho se da casi siempre al final del acto masivo. A cualquier amago de carga policial, cientos e incluso miles de manifestantes protagonizan la estampida y se dispersan con rapidez. La acción política consistente en la permanencia en el espacio ocupado como forma de visibilización de la protesta, en unos instantes se diluye y las calles o la plaza quedan vacías. Ya no existe razón alguna por la cual correr el riesgo de permanecer. Cuando el manifestante moderno corre, todo lo que hay que salvar lo lleva consigo.  Entonces ¿Dónde está el pueblo? Y si no existe ¿Dónde está la unidad de la Clase trabajadora? Y si tampoco existe….

            Reconociendo la precisión del análisis que hizo Marx respecto al  capitalismo como sistema de explotación, creo que es pertinente poner en cuestión la estrategia adoptada por los actores sociales que han pretendido representar al 99% desde que se enunció el paradigma de Lucha de Clases como motor de la historia. Al identificar al Proletariado [1] como sujeto revolucionario internacional, es decir, transversal a las naciones, y a la Humanidad como objeto del cambio, se ha despotenciado desde el abstracto  y de una forma absoluta la capacidad de interponerse al avance de la lógica  capitalista a niveles de menor escala al que planteaba el movimiento obrero. Se hizo una apuesta de máximos y se perdió. Es evidente que el sujeto revolucionario internacional que representa el proletariado para el análisis Marxista, nunca se ha organizado efectivamente como tal y la posibilidad de que lo hiciera  quizás siempre fue escasa. Mientras el esfuerzo de los movimientos sociales más poderosos se ha centrado históricamente en la internacionalización del conflicto y en la búsqueda de soluciones globales aplicables a la Humanidad en su conjunto, el  capital aplicando una lógica relativamente simple, se ha ocupado mientras tanto de hacer desaparecer el suelo desde el cual se intentaban construir las bases de la revolución. Su formidable capacidad corrosiva ha actuado al más bajo nivel, mediando las relaciones y transformando las diversas formas de vida en una única y homogénea existencia zombi. Un proceso que no ha dejado de potenciarse paralelamente a la extensión geográfica del dominio  capitalista y la intensificación de su modo de explotación en cada lugar. Hoy comprobamos que el éxito del neoliberalismo es aplastante y nos emplaza a todos. Quedan muy pocos afueras en un mundo ya casi privatizado en su totalidad. Tampoco es posible la indiferencia ante el insoportable orden actual, ya que la mayoría formamos parte de este particular banquete caníbal.

Repueblar
Pueblo es una palabra polémica y con muchos significados diferentes. Cargada de connotaciones cuando comprobamos en la historia que ha sido un término instrumentalizado en demasiadas ocasiones por el poder para en su nombre legitimar la barbarie. Aún así, no podemos renunciar a su uso cuando lo que estamos persiguiendo es un empoderamiento popular suficiente que permita el resurgir de la democracia en su sentido más original. Aquel que reivindica precisamente el gobierno desde el pueblo y para el pueblo.

Pueblar significa la ocupación colectiva de un espacio-tiempo no de cualquier manera, sino estableciendo relaciones fuertes y no mediadas entre las personas. Estas relaciones tienen la capacidad  de transformar el ámbito en que se dan y convertirlo en un lugar histórico y relacional. Conjuntos de relaciones que por si mismas tienden a crear nuevas formas de vida colectivas por consenso. Es el momento ontológico anterior necesario para que pueda articularse una comunidad; una unión vital y orgánica que está destinada a  configurarse como ente político.  
Despueblar es abandonar el pueblo. Si pueblar es el establecimiento no mediado del sentimiento de pertenencia al grupo, definimos la acción de despueblar como la desafección respecto a lo que significa esa misma pertenencia. Para que esta acción se realice no es necesario dejar atrás el espacio. El  capitalismo ha conseguido despueblar sin movimiento físico los pueblos y como consecuencia hemos asistido a un proceso silencioso pero extremadamente violento, en el que hemos pasado de pueblos a poblaciones. Es muy importante entender esta diferencia. Si el pueblo tiende siempre a configurarse como comunidad política organizada, la población es radicalmente lo contrario. Una colección de individuos que se encuentran en un determinado ámbito de proximidad, pero a la vez, en la lejanía del desconocimiento mutuo. Están separados, no existe unidad. La desconfianza es la forma general de relación, las puertas de las casas se cierran con doble llave y la guerra civil permanente entre todos sus miembros, condenados a la competencia mercantil, los aísla. La figura del  francotirador simboliza exactamente la aptitud. Siempre escondiéndose, pero siempre al acecho. Es el fenómeno de la insociable sociabilidad del individuo capitalista, que considera acto hostil cualquier contacto o intromisión no programado por él mismo sobre su vida espectral. Siempre ocupado en la continúa rectificación de su propio clinamen. Es la soledad máximamente acompañada que se da en los centros y las periferias de las grandes ciudades. Este proceso de desafección, al que incita constantemente la publicidad de masas, ha conseguido disolver casi todos los escenarios culturales-comunitarios del planeta. Se han secuestrado los deseos colectivos, vaciado de contenidos las formas de vida anteriores y las que han sobrevivido, han sido declaradas  obsoletas o exóticas. Alguien que despuebla se desintegra y se convierte instantáneamente en un Poblador, en un átomo asocial. Como no puede ser de otra manera, en su horizonte mental de futuro a corto plazo lo único que aparece es un proyecto individual de consumo. Los pobladores funcionan como individuos aislados que intentan hacer valer sus deseos. En último extremo, los habitantes de las poblaciones no se relacionan, ni se saludan cuando se cruzan por las escaleras, las calles o comparten ascensor, como pasa en las macro-urbes y sus periferias. Simulacro de vida en común, hostilidad encubierta por pacto de no agresión. La población es el germen perfecto para la deslocalización. A la mínima, hacen las maletas y se van sin dejar nada atrás.  La población desde un punto de vista social es la Nada.

Repueblar es un acto revolucionario y quizás el reto político más importante al que se enfrenta los movimientos sociales actualmente, ya que consiste en volver a integrar al poblador aislado en el pueblo. Las asambleas de los barrios y pueblos, las asociaciones de vecinos, las plataformas ciudadanas, las mareas y otras muchas organizaciones sociales con espíritu crítico y transformador saben que la solución política a los problemas no pasa por abandonar el lugar, sino por agrandarlo y enriquecerlo incorporando a más personas concienciadas en la lucha por el bien común. La fuga no es una opción aceptable porque implica la negación a implicarse en la solución del problema. También el exilio, la desintegración y la exposición máxima a la rapiña de los que se van y de los que se quedan. No es momento de buscar soluciones individuales. Es momento de meter codos entre todos para evitar la asfixia a la que nos pretende someter el actual régimen y que toma su forma pura en su dimensión económica. Un régimen transversal a los estados y cuyo nombre no es otro que  capital.

Reducir la actividad de explotación capitalista a los márgenes, a los intersticios para posteriormente promover su desaparición, es el objetivo. Paradójicamente, para conseguirlo, la lucha anticapitalista tiene que salir del tablero de juego clásico. La recomposición de una clase obrera internacional como sujeto político revolucionario es casi imposible. El trabajador asalariado, ese “privilegiado” que aún tiene fuerza de trabajo atractiva para el mercado; desclasado, aislado y temeroso, está atrapado. En general es estéril políticamente por dos razones principalmente; por su impotencia para enfrentarse en su soledad a la explotación a la que está sometido en su centro de trabajo en un momento donde los aparatos de protección de los derechos laborales viven sus horas más bajas. También por el miedo paralizante ante una situación donde la pérdida del empleo implica intercambiar la autonomía económica por la dependencia precaria, y en último extremo, por la indigencia. Ha interiorizado la lógica del esclavo y asume la explotación como fatalidad. Reemplazar el sujeto político que centra la actividad de resistencia ante este sistema injusto desde la supuesta “Clase Internacional de trabajadores” a la localidad de cada uno de los pueblos es primordial. Nos convoca a todos a resolver la ecuación desde lo cotidiano, desde lo local donde la acción política y la presión se pueden ejercer en todo momento. Implica un giro estratégico que registra la impotencia del proletariado como sujeto político revolucionario y la emergencia del precariado como reemplazo.  Un sector cada vez más amplio que se nutre en su origen de distintas clases sociales. El desahuciado, el timado por el sistema financiero, el parado de larga duración, el pequeño comerciante quebrado, el enfermo no rentable, el trabajador no remunerado, el joven sin futuro, el inmigrante marginado, el dependiente abandonado, el estudiante que no tiene dinero para seguir estudiando, el campesino sin tierras, el jubilado sin recursos. Todos aquellos que están sometidos a algún tipo de muerte civil, todos aquellos a los que el sistema les propone una existencia marchita, son los llamados ahora a cambiar las reglas del juego. Son revolucionarios en si mismos porque les va la vida en ello. Es el momento, en consecuencia, del desposeído que tiene todo por ganar porque le han quitado todo y ya no tiene nada que perder. Necesitan organizarse y cada vez son más. Tejer redes alternativas de apoyo mutuo es para ellos una necesidad vital. Espacios donde haya una inversión total de los valores que les rescate a ellos, y no a los bancos. Configurarse como pueblos es abrir la posibilidad colectiva para construir y proponer directamente nuevas y diversas formas de vida. También para dar sentido a cualquier acción política más allá del ombligo de cada uno.  Redes de colectivos autónomos, diferentes, solidarios y articulados entre si, que se conformen como alternativa al mundo capitalista y sean impermeables a su actividad corrosiva.  Unidos por la diferencia en un continuo donde cada diferencia no es individual, sino colectiva.

Aunque lentamente, ya se están tejiendo estas redes y serán el fermento de un mundo nuevo. También de nuevas formas de lucha mucho menos líquidas. La explicación es relativamente fácil de entender. El  capitalismo está en un momento donde su propia lógica y desarrollo le ha llevado a generar un ejército de reserva en forma de desempleados, formidable y quizás muy por encima de lo deseable para los propios intereses del sistema, que ha hecho coincidir además con el desmantelamiento en Europa de los “Estados del Bienestar” creando un desequilibrio tan brutal, tan acelerado y en tan poco tiempo que ante las grandes cifras de desempleo y la certeza de la falta de perspectivas, son amplios sectores del citado ejército los que van abandonando subjetivamente sus filas de una forma negativa, al perder la esperanza de volver a insertarse en el mundo laboral convencional, y también de una forma positiva de tipo propositivo, ya que al retirar su confianza de las soluciones laborales convencionales, casi sin darse cuenta empiezan a depositar sus esperanzas en alternativas que les obligan a cambiar la mirada y les transforman. Por primera vez salen del individualismo que les permitía su anterior modo de vida asociado al consumo y miran a su alrededor buscando la complicidad.  Comienzan a reconocerse como parte de la solución y señalan certeramente donde está el problema. La participación directa en procesos de lucha legítimos por el derecho a su propia existencia, les moviliza y les aglutina, les hace pueblo.

Volver a convertir las poblaciones en pueblo es imprescindible y el reconocimiento mutuo en la proximidad es el primer paso. Es preciso desvirtualizar en la medida de lo posible las relaciones tejidas en las redes sociales, para que tengan su reflejo real en los barrios y ciudades a través de relaciones de vecindad, que comprometan y sean tendenciosas en su constitución como poder político que de lugar a comunidades vivas y conscientes. Comunidad es un concepto colectivo que evoca goce, amistad, solidaridad, trato directo, cohesión interna entre los integrantes, política en el ágora, disfrute de bienes comunes, trabajo colectivo, apoyo mutuo y auto-organización. También protección y defensa de lo común en la medida en que la comunidad se articula como unidad indivisible, como Bloque. Es deseable esto último en momentos donde lo común, lo público, se encuentra amenazado. La posibilidad de construir verdaderos espacios no estorbados de experimentación de nuevas formas de vida es crucial en un momento claro de fin de ciclo histórico.

La ciudadanía está rompiendo legítimamente el Contrato Social que mantenía con este Estado y busca consensos en la comuna para abrir una nueva etapa. A las élites que se benefician del actual sistema político, cada vez les cuesta más que la pose del Estado como ente paternal donde bajo su dominación se da la división equitativa de la riqueza y la justicia se adecue con la realidad que viven millones de personas al borde de la miseria y la exclusión social. Protector de la propiedad que ellos no poseen, garante de la sistematización de la explotación laboral, colaborador diligente con las élites financieras responsables de la crisis,  expoliador de los recursos comunes, la acción del Estado en su conjunto sacrifica y perjudica al pueblo y el pueblo empieza a verse borroso en el espejo del Estado.

El sur de Europa se ha convertido en un formidable laboratorio social. ¡Toma parte!



[1] Proletario es el que está obligado a vender su propia fuerza de trabajo y la sus hijos (prole) para sobrevivir.