viernes, 26 de abril de 2013

LA ESTÉTICA DE LAS CAPUCHAS... ALGUNAS REFLEXIONES SOBRE EL 'ASEDIO AL CONGRESO'. 25A

por Batto – El Faro Crítico
      
      1- La acción estaba condenada al fracaso. ¿Alguien pensaba realmente que podía salir bien? Al menos si el objetivo era realmente mantener asediado el Congreso hasta la dimisión del Gobierno... Si el objetivo era otro, ya no sé. 

      2- El análisis del que partía era simplista. Por supuesto que la situación es insostenible (¿alguien lo duda?) y que la rabia está a flor de piel. Pero la rabia sin organizar y sin canalizar sirve de poco. De momento, los movimientos sociales mayoritarios (15-M, las Mareas, la PAH) siguen en la línea de la no violencia y la desobediencia civil, y no es casualidad. Al fin y al cabo, son movimientos asamblearios, no verticales. Si el sentimiento mayoritario de las manifestantes fuera el de asaltar por la fuerza el congreso, no habría moderador del 15-M capaz de impedirlo. Así que por mucho que ¡En Pie! de permiso 'al pueblo' para sublevarse con violencia, si no quiere, no quiere. 

      3- ¿Tomar un Congreso y derrocar un gobierno por la fuerza pero sin armas y sin organización? No sé si eso se ha dado alguna vez en la Historia. Si una 'masa enfurecida' estuviese tomando el Congreso y poniendo en jaque al Estado (ehem) realmente, en última instancia la policía, o el ejército, tienen armas de fuego y todo el vinagre en pañuelos del mundo no hace frente a eso en un combate cuerpo a cuerpo improvisado... O peor que improvisado: con una estrategia publicada con anterioridad en Internet. 

      4- Aún suponiendo que se tumbe al Gobierno, queda la pregunta clave... ¿Después qué? He aquí el problema de los análisis simplistas. Si hablamos de revoluciones violentas triunfantes (Rusia, Cuba, China, Vietnam, etc.), todas tenían a) organización; b) un proyecto en construcción; c) apoyo popular masivo; d) una trayectoria de años de lucha y trabajo de concienciación y alianzas; e) unas circunstancias que favorecían la toma de poder y cambio de sistema (vacíos de poder, conflictos armados, circunstancias geopolíticas favorables, etc.). 

      5- Cuando apuntas al Estado, al gobierno, es fácil fijar la mirilla: es una estructura jerárquica y tiene una cabeza. Pero el capital es un rizoma: fluye de un lado a otro, es global, no tiene una cabeza visible ni un grupo detrás, es una lógica, sabe adaptarse, perpetuarse, está en la cabeza de tu vecino y de tu vecina. Pretender que tirarle piedras a la cabeza del Estado sin tratar lo otro va a cambiar algo, es ingenuo... o reformista... o peligroso. 

      6- Hay otra opción: que el Asedio al Congreso no quisiese realmente tomar el poder, sino abrir la veda de los enfrentamientos directos contra la policía (cosa que, por supuesto, no se ha inaugurado hoy). Hay mucha gente que busca en España la situación griega, la imagen de manifestantes encapuchados enfrentándose a la policía. Tristemente, lo más interesante de Grecia no es eso, sino la inmensa cantidad de proyectos que están naciendo como monedas locales, hospitales y escuelas autogestionadas, cooperativas, redes de apoyo, economías alternativas, etc. Esto es lo que está actuando sobre la base real del capital: la propiedad y las relaciones económicas. Es lo que crea conciencia y lo que puede satisfacer necesidades inmediatas. Pero mola más la foto de la barricada. Ojo, que una cosa es la defensa en una situación concreta, y otra muy distinta el puro fetichismo de las capuchas y los cóckteles molotov. 

      7- Aunque los policías son el brazo armado del Estado, el problema de este país no es la policía. Es estructural, es el sistema capitalista, y centrarse en el enfrentamiento, poner el enfrentamiento y el disturbio como sinónimo de la sublevación o casi como un fin, es errar el tiro por completo: al capital no le importa en absoluto que un policía arda en la Plaza Syntagma. Así que repito: una cosa es las personas que deciden defenderse o que reaccionan ante un acto de represión policial como los que vemos actualmente, y otra cosa centrar la acción política, el activismo, el discurso y el programa en pegarse con la policía. 

      8- Los procesos sociales y políticos son complejos, plantean dudas, tienen contradicciones y muchísimos obstáculos. Cualquier receta para cambiar las cosas en una semana o un mes está condenada al fracaso. 

      9- Los planes no pueden partir del 'y si...' sino de la realidad. No vale decir 'si todos asaltásemos el Congreso, las cosas cambiarían, así que voy a asaltar el Congreso y si no venís, es que sois cobardes o estáis adormecidos'. A lo mejor hay que plantear si asaltar el Congreso es la mejor vía y, de ser así, por qué la gente no va. Y empezar a trabajar a partir de los hechos, no de la situación hipotética que a cada uno le apetezca imaginarse. 

      10- El discurso en general de ¡En Pie! era sospechoso. Transparencia cero, y una actitud de grupo de vanguardia que abre el camino para que 'el pueblo' o 'la masa' le siga. Ell@s tienen el plan, la estrategia, van a liberar a las masas proletarias de su enajenación y del expolio del capital, y del discurso amansador del 15-M... 

      11- Aunque suene feo decirlo, no sé si hay, en el subconsciente de estás cosas, una actitud más terapéutica que política, un grito de rabia. Como escribió el lúcido Heleno Saña: "Tanto el quietismo como el activismo irreflexivo son hijos de la resignación y la desesperanza. El inhibido se cruza de brazos porque está convencido de que es demasiado débil para cambiar nada. El joven exaltado que coge una metralleta piensa en realidad lo mismo, pero menos sincero y consecuente que el inhibido, elige el absurdo. Sus gritos y balas no son más que la negación de la negación." 

En fin... Sólo espero que a l@s detenid@s no les pase nada... 


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