por Batto – El Faro Crítico
Mi respuesta fue 'sí', por las
siguientes razones:
1- Históricamente, en tiempos de
crisis el auge de los sentimientos nacionalistas y la búsqueda de un enemigo
externo hacia el que canalizar la rabia han sido una constante. No hay motivo
para pensar que no sea así en la crisis actual.
2- El nacionalismo apela al
discurso emocional, la pertenencia y el orgullo de ser 'algo' cuando se va
tambaleando lo demás. El auge del nacionalismo catalán trata de ser canalizado
por CIU en esta misma línea. El auge de los nacionalismos periféricos tendrá
como respuesta el auge del nacionalismo centralizado, históricamente asociado
al franquismo.
3- Es seguro un aumento de la
conflictividad social, a medida que la desesperación aumente y la gente vea que
las alternativas legales o pacíficas no obtienen respuesta. Ejemplo: l@s
desahuciad@s tratan de parar desahucios por las vías legales, no pueden con
muchos. Hacen la ILP ,
se la tumba. Ocupan edificios, quieren desalojarlos. Cada acción tiene su
reacción.
4- Cuando el modelo político
dominante está fuertemente deslegitimado, se empiezan a buscar alternativas
radicales. Esto implica desde alternativas sumamente positivas hasta
aberraciones inimaginables. Los extremismos, sobretodo entre la juventud,
ofrecen 'alternativas' muy atractivas.
5- El discurso nacionalista y
conservador, frente a las corrientes de izquierdas, es emocional. No apela a un
análisis científico de la economía o a la deconstrucción de nuestros valores o
al cambio de hábitos. Apela a 'lo que ha sido siempre', a las costumbres y
tradiciones, a lo que se conoce, a lo que ni siquiera se ha puesto en cuestión.
Enfoca el enemigo en lo que desconocido y “temible”, no en lo que nos es
familiar.
6- El discurso nacionalista y
conservador, frente a las corrientes de izquierda revolucionaria, es
interclasista. Si se polariza el mapa político, las élites financieras siempre
apoyarán antes a un movimiento fascista que a un movimiento libertario.
7- Los procesos sociales pueden
ser mínimamente predecibles. No se puede saber qué pasará, pero sí una línea
general de acontecimientos. Mirando a Italia y Grecia podemos ver premociones
de nuestro futuro cercano. Escenarios como los puzzles políticos tras las
elecciones italianas o griegas o un gobierno tecnócrata no elegido son opciones
perfectamente factibles para España, con las consecuencias sociales y tensiones
políticas que eso acarrea.
8- En Grecia el partido neo-nazi
Amanecer Dorado tiene ya 18 diputados en el congreso. Este mismo partido ha
venido a España a explicar su experiencia a grupos de extrema derecha.
9- En España, los votos de la
extrema derecha suelen estar canalizados por el PP, pero este partido pierde
legitimada a una velocidad abrumadora. Es cuestión de tiempo que est@s votantes
también busquen alternativas.
10- España tiene un problema de
construcción nacional aplastante, que hace que haya una polarización social y
un conflicto visceral por cuestiones que, en otros países, suelen ser garantes
de cohesión social: la bandera, las fiestas nacionales, los héroes históricos,
los valores nacionales, etc.
11- En España, a la persona
humilde pero conservadora le va a ser muy difícil identificarse con los
movimientos de izquierdas. Si bien en movimientos como la PAH podemos encontrar de todo,
la realidad es que en España discurso izquierdista y tradiciones y sentimientos
nacionales han ido, históricamente, por rumbos opuestos. Si ya es difícil
convencer de la necesidad de cambios políticos y económicos, realidades como la
tauromaquia, la Iglesia
católica, el aborto, el nacionalismo periférico, la inmigración, la bandera
rojigualda o tricolor, etc., pueden crear un abismo de hostilidad entre dos
personas con la misma voluntad de cambio social en lo referente a derechos
laborales, sanidad, etc.
12- Cualquier persona católica,
nacionalista, tradicionalista pero de clase obrera, desencantada con el PP,
puede encontrar un discurso atractivo a mayor escala en UPD o, en muchos otros
casos, en los diversos partidos neo-fascistas que se presentarán como la
alternativa “ni de izquierdas ni de derechas”, sino “con lo mejor de ambas”.
13- Estos mismos partidos se
están organizando en un frente único, llamado “la España en Marcha”, y poco a
poco van asomándose por diferentes manifestaciones o eventos. (Recuérdese la
reciente agresión a la librería catalana Blanquerna el día de la Diada en Madrid).
14- Si bien existen dos partidos
fascistas que rechazan las actitudes xenófobas y el racismo (FE de las JONS y
Falange Auténtica), pueden ser fácilmente arrollados por su homónimo más
reaccionario: La Falange ,
con un discurso mucho más visceral y en colaboración con otros grupos de
extrema derecha.
15- Los mass media llevan tiempo preparando el escenario para un auge del
nacionalismo y campañas de fomento del odio. Basta ver las portadas de El
Mundo, ABC o La Razón
para ver esta tendencia con claridad.
16- Los eventos deportivos han
conseguido canalizar de nuevo el “orgullo” de ser español. No deja de ser
curioso que cuanto peor está el país, más banderas españolas se ven en los
balcones.
17- La “lucha” por un Gibraltar
español ha demostrado una eficacia pasmosa para desviar la discusión de una
situación social insostenible a un debate de tinte puramente nacionalista
y patriotero
18- En España, además, existe
una asombrosa tolerancia al fascismo: Se rechaza en buena parte de la población
las banderas republicanas; no quiere hablarse de responsabilidades en la
dictadura; se justifica el golpe de Estado; “Paracuellos” resuena en todas las
tertulias y medios más que los cientos de miles de víctimas de la posguerra; el
PP, partido que ha tenido varias mayorías absolutas, jamás ha condenado el
franquismo; ex-ministros franquistas han sido enterrados con honores; se lleva
a juicio a quien quiere investigar los crímenes del franquismo; y, para colmo,
diversos dirigentes de las Nuevas Generaciones del PP han aparecido con
banderas franquistas y levantando el brazo sin que a casi nadie parezca
importarle demasiado.
Por todo esto, considero que es
perfectamente posible un auge de los movimientos fascistas en España. Sin
embargo, hay dos cosas que no debemos olvidar.
Primero, que la mayor deriva
hacia tendencias neo-fascistas no vendrá de la calle, sino que ya se está
realizando en todas las instituciones del capital internacional, que en plena
crisis sistémica, ecológica y de los combustibles fósiles, deriva desde hace
años hacia la militarización, control social y desmantelamiento de la poca
democracia que había, incluso en los países que pretendía mostrar como “ejemplo”
para el mundo.
Segundo, la toma de fuerza del
fascismo depende, sobretodo, de nosotr@s. De momento, y por suerte, los
movimientos sociales de este país son de tendencia izquierdista o libertaria, y
están realizando una fascinante labor no sólo de lucha y resistencia, sino de
dinamización social y canalización de la rabia hacia actividades constructivas
y la consecución de alternativas populares. La PAH es, sin duda, el mejor ejemplo.
De nuestra habilidad para
incluir diferentes sensibilidades, movilizarnos, construir alternativas reales
(y no sólo proclamas y manifestaciones) y defendernos ideológica y físicamente
ante los ataques, dependerá la fuerza que pueda tomar ese neo-fascismo.
El fascismo avanza si no se le
combate.
¡SÍ SE PUEDE!
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