martes, 8 de marzo de 2016

Entre Nosotros



África Vivar - Revolución y Revuelta

"EL ADVENIMIENTO DE LA MULTITUD".

Los denominados postmarxismos, tras los movimientos sociales del 68, la posterior caída del muro y algunos otros acontecimientos históricos, se enfrentan hoy al desmontaje de supuestos que fueron en su día axiomáticos: La lucha armada, la dictadura del proletariado y el predominante papel del Estado son conceptos inservibles por decantanción. Ahora se trata de encajar el legado de las luchas del XIX en los movimientos sociales del XXI.

"Los conflictos no se resuelven, se exploran". E. Laclau

Ante la "modernidad líquida" que describe Bauman, en la que se da un poder deslocalizado y global, la respuesta sólo puede proporcionarla un mutante, un sujeto plural capaz de liberar un escenario de necesidades y proyectos en tensión. La clase obrera, encargada de llevar a cabo la misión histórica de la revolución, se deconstruye en beneficio de identidades colectivas más en línea con el concepto spinoziano de "el advenimiento de la multitud" y la emancipación considerada como declaración de la potencia humana.

"Otra geometría".

Frente a la línea recta que presupone el avance y la superación por etapas, característica de los comunismos tradicionales, se impone otra geometría, el círculo, sin las mitologías de salvación - superación ... Ahora, nosotros, aquí.

Al no esperarse un cierre social, la dictadura del proletariado, como paso previo a la sociedad ideal, revela su inutilidad otorgando un sentido nuevo en el desarrollo de la democracia.

"Significante vacío".

Para Laclau el pueblo es el sujeto político transformador encargado de construir un discurso. Desde la pluralidad se llega al vínculo equivalencial como resultado de la unidad de las posiciones subjetivas cristalizadas en un lazo constitutivo de la identidad popular.

La identidad y unidad del sujeto resultan de la nominación, por lo que el significante no sólo es contingente está vacío .

"Populismo".

La ambigüedad esencial de los social hace que el ámbito discursivo de la revolución democrática abra el campo a lógicas distintas, por lo que surge la dificultad para distinguir entre populismos de derechas o totalitarismos y de izquierdas, democracia  radical.

La democracia radical sobre la base de la equivalencia puede ser resultado de construcciones discursivas contingentes y no de una verdadera convergencia, lo que es instrumental y no lo que es sin condiciones. Por tanto, en mi opinión, la frontera radical, que es clave, en última instancia ha de ser ontológica.

"Combates y debates". Nuevo papel del lenguaje.

El pensamiento descansa en un instrumento que hace posible su formulación. El discurso es una secuencia de implicaciones recíprocas de los términos sobre la base material del lenguaje, con su conjunto de reglas de formación que son condición de posibilidad del significado, dentro de un patrón distribucional y combinatorio.

Como señala la lógica elemental , un sistema argumentativo si no es coherente no es verdadero, pero la coherencia no garantiza la verdad , ya que esta es propiedad del enunciado y se sitúa en el plano de la ética, marcada por la copertenencia con la objetividad .

Las diferencias enlazadas racionalmente dan como resultado una identidad colectiva dentro del espacio retórico entre - nosotros.

El discurso no es sólo  instrumental, tiene una carácter constitutivo y performativo, hace la función de herramienta y es esencia.

"Democracia radical".

La democracia es procedimiento para reunir y resumir a los complejos y por tanto conviene un afán simplificador para reducir  a lo auténtico y esencial, para fijar los valores estatuidos con la participación de todos. Explorar las tensiones en su vertiente creativa. Distinguir entre lo que es instrumental y lo que es sin condiciones, aplicando en todos los estratos los principios, fijando los valores para luego trabajar en función de la coyuntura con medidas revisables... "Y construir un sujeto plural que precisa del encuentro en el que la acción reúne y produce multitudes". Spinoza.

"El despliegue de la ética es la política". Laclau. Tan sencillo como: "Al otro como a tí".

La victoria es la conquista de la mente, no del territorio, la hegemonía es, ante todo, cultural, la resistencia se da en lo cotidiano y su capacidad de subversión.


El pensamiento es acción.: ¡ En pie de pensamiento!. 

jueves, 3 de marzo de 2016

COMÚN. Taller de escritura política. #14A y #21A en CSA Tres Peces Tres

Este mes de Abril de 2016, en nuestro taller gratuito de escritura política seguimos tratando sobre "COMÚN".




Los 7 textos sobre los que vamos a trabajar los tienes en los siguientes links. Son entrevistas a Christian Laval y Pierre Dardot, autores de Común (Gedisa, 2015):

1. El desafío de la política de lo común es pasar de la representación a la participación

2. Lo común no es el consenso, la construcción de lo común debe generar conflicto

3. En una sociedad de lo común no hay más obligación política que la coparticipación ciudadana

4. Entrevista a Pierre Dardot y Christian Laval

5. Los movimientos que quieren inventar un futuro miran siempre hacia el pasado

6. El desastre ecológico ya está en marcha, e irá de mal en peor

7. La democracia representativa ya no representa nada

8. Pensar desde los comunes

9. Nuit debout: "Traigámosles la catástrofe"


Te esperamos el jueves 10 de marzo a las 19:00 y el jueves 17 de marzo a las 19:00 en CSA Tres Peces Tres.

No faltes!

Reglas para que todo vaya bien


La idea de un taller de escritura política no es tanto aprender cuestiones de estilo, sino profundizar en ideas políticas, por medio de la escritura.
Cada mes se tratará un tema que será desarrollado en 2 sesiones, principalmente en 2 jueves en horario de 19 a 21 horas, en C/Tres Peces, 3, que serán anunciados con suficiente antelación.
En la primera sesión trataremos lecturas cortas sobre el tema. Los textos serán de acceso libre para que cualquier que esté interesado pueda acceder, indicando el lugar donde obtenerlo.
En la sesión cada uno de los asistentes dirá unas palabras sobre la lectura y después se iniciará un debate.
En la segunda sesión cada uno de los participantes aportará un escrito sobre el tema en cuestión. Cada uno de los asistentes repartirá al resto copias de lo escrito para así poder seguir con mayor atención la lectura. A continuación leerá en voz alta su texto y después se debatirá. Todos los textos, a elección de los autores, podrán ser publicados en el blog del Faro, o bien dejarlos por si en algún momento se vuelve a hacer algún libro.

miércoles, 2 de marzo de 2016

Pueblo, populismo, populacho

Fvi - Revolución y Revuelta

La Revolución una vez más desacreditada.
Reducida una vez más a amenaza convulsa, o a formas de relevo del poder.

A pesar del vértigo publicitario por el cambio irrefrenable.
-Todo debe cambiar menos la política, que es irrelevante (algo técnico)-.
(Luego se sorprenden de que surja a borbotones…)

Una vez más falseada por la historia. Como denuncia el artículo seleccionado de Florence Gauthier La importancia de saber por qué la Revolución francesa no fue una “revolución burguesa”. Irónicamente asfixiada por las categorías “históricas” que debían convertirla en necesaria, resulta ahora que la Revolución la hizo la burguesía, y lo que implantó fue la Propiedad (!).

Tras la caída de la “necesidad histórica” que traía la utopía, post-marxistas reconvertidos aprovechan el derribo de la ortodoxia para olvidar las evidencias del capital.

Mientras algunos (como hacía Bataille) desconfían de la multitud y conspiran secretamente en una “revuelta” inadvertida;
Otros judas como Laclau, tras intentar desideologizar a la izquierda, tratan ahora de sustraerle su fundamento popular: el “pueblo”, en nombre de quien la revolución se hace.

Puede que en efecto el pueblo fuera un significante vacío como dice Laclau, antes de que la derecha le diera sentido despreciándolo. “Populistas” era el término despectivo que daban a aquellxs jóvenes rusxs del siglo XIX que buscaban en los pueblos recuperarse de su irrelevancia social y vital.
Luego, cuando se impuso a tiros el parlamentarismo, la derecha se vio obligada a actualizar sus justificaciones. Hoy la represión se hace en nombre de la “soberanía popular”.

Pero si hay algo opuesto al decir del “pueblo” son precisamente las instituciones. Y cuando se grita todavía por el pueblo, se hace en nombre de la condición de “gente” que no pueden negarnos, como suelo político del que no pueden desalojarnos. Y este suelo no trata de recuperar una “universalidad” desde los excluidos, al bonito modo de Jacques Ranciere; o aprovechar la mala conciencia del Estado; ni pretende repetir los debates reunidos en torno a la libertad de la propiedad o la demanda social de igualdad, es decir, por el reparto de los bienes; sino aludir a la radicalidad de donde surge la política, y que sufre todavía un anatema sobre su nombre de “Anarquía”.

Tras sólo citar la asamblea abierta en la que cualquier política sería posible, la represión se apresura en acudir.

Como el antagonismo social lo crea el poder (y no la protesta que lo pone de manifiesto), cualquier acción política puede ser considerada “disidencia”; pero también cualquier acción autónoma, una práctica revolucionaria. La revolución no consistiría tanto entonces en una gran estrategia de ingeniería social, como en la actividad política normal que la gente no puede ni quiere dejar de hacer.

Como nos cuenta Mercedes de los Santos Ortega en El devenir revolucionario de Buenaventura Durruti, la iniciativa individual o la acción colectiva anarquista sólo pretenden desencadenar las prácticas políticas reprimidas del pueblo, manteniéndose vigilantes ante quienes intenten dirigirlas.

Lejos de teorías “históricas” que condicionen nuestras prácticas, o demostraciones “teóricas” que neutralicen nuestra iniciativa o nos releguen a los márgenes, la acción individual se integra de manera natural en la actividad colectiva del “pueblo” porque éste es plural, y no está representado por un proyecto definido y único, sino que se trata de una creación colectiva, cuya confluencia se encuentra en el camino.
Según Durruti “la revolución es una desconocida”, que hay que cuidar, pero no dirigir.