miércoles, 21 de marzo de 2012

Sobre Hippias, la belleza, el oro y la esclavitud…


por Antonio Fernández Balsells - El Faro Crítico

Del sofista Hippias, Platón diría que era petulante, vanidosx y garrulx… Nota de humor ésta, que, aunque aparezca en casi todos los manuales de filosofía, en mi opinión, no se le presta demasiada atención… Y sin embargo, dice mucho tanto de unx de lxs grandes de “La Filosofía” –Platón– como de unx de lxs pequeñxs sofistas contemporánexs a su tiempo, y que habitaban en aquella polis del s.V a.C, sumida ya en el mayor de los relativismos imaginables (de no haberse visto aquél superado por el de nuestro presente). Tan insignificante comentario del joven Platón, no tendría relevancia alguna, de no ser que, Hippias, fue unx de lxs primerxs filósofxs en criticar abiertamente la esclavitud; al tiempo que proponía un ideal de sociedad culta, en la que primara la belleza. Ahora bien, para lxs griegxs, “la Belleza” o “lx bellx” era algo como inspirado por la sagrada e indisponible naturaleza, hasta el punto en que el mortal se enamoraba de aquél o aquella que estuviese agraciado con tal “don” natural. Hasta tal punto esto era así, que, el démon Eros se quiso hacer vagabundo por no dejar de contemplar la belleza, sirviendo así de puente efímero entre nosotrxs, lxs mortales, y la sabia e indisponible naturaleza. Pues bien, desde el paradigma griego, lx bellx o la Belleza comprendía un espectro muy amplio: desde el conocimiento de lo más antiguo (como la historia de los distintos pueblos, sus sabidurías, cultos y leyendas); como las nociones de bien común, honestidad…; y por supuesto, guardaba también, una estrechísima relación con lo útil –casi mágico– que permite hacer agradable toda vida en comunidad. Todo ello desde la perspectiva de un mundo como el griego, en el que la vida o physis aún no había sido desacralizada u olvidada, cuando no reducida a un mero segundo plano [hecho éste que ocurrió, precisamente, en la Atenas sofista (periodo muy similar al nuestro) en el que el relativismo ya campaba a sus anchas, dejando la cuestión de la indisponibilidad de la physis, en un segundo plano…; y en el que, por otra parte, los quehaceres sapienciales humanxs se orientaron, sobre todo, en la elaboración de leyes -humanas- y la oratoria -también humana- en vistas a ganar pleitos o medrar en las cosas público-políticas…]. De modo que tanto Platón, como Sócrates y Hippias vivieron en aquella polis que había olvidado ya los misterios de la phýsis, para ensimismarse, por completo, en las cuestiones humanas o antropocéntricas.

De Hippias, nos dicen lxs antiguxs, que además de tener una memoria prodigiosa y hasta haber ganado unas Olimpiadas, él mismx se hacía sus túnicas púrpura, sus sandalias de piel con suela de corcho, así como sus joyas (algo que, por regla general, sólo llevaban las mujeres); también, que se hacía sus propios perfumes… Todo esto, quizá, nos permita entender un poco mejor por qué el aristocrático, pro-esclavista y “chico bien” de la polis, Platón, le lanzara el calificativo de “garrulx”. Y es que, el asunto de todo esto no es, ni más ni menos, que la cuestión de la “moda” en el mundo griegx y su repercusión en la vida cotidiana. (Pido mil disculpas por hablar de algo en apariencia tan superficial –y más en los tiempos que corren– aunque importantísimo, tanto para Platón como Hippias, a fin de embellecerse...).

Pues bien… ¿Y qué puede tener que ver todo esto con el oro?… Ahí, hemos de volver nuevamente a Platón, en concreto a su diálogo Hippias, en el que como siempre, Sócrates, con su mordaz ironía, acribillará a preguntas esta vez a nuestrx ancianx sofista, en busca de la definición de “Belleza”… A nuestrx garrulx –aunque ya mayor– y, por tanto sofisticadx sofista, se le ocurrirán varias respuestas para definir la Belleza… Las recordaré brevemente: la primera dice así: “la belleza es una hermosa joven”; la segunda: “la belleza es oro”; y, por último: “la belleza es ser rico y ser respetado”… A medida que Sócrates ahondaba más en su búsqueda de la esencia de la Belleza; Hippias, casi inconscientemente, iba dando más detalles de una sociedad clasista y esclavista, que en el fondo detestaba… Porque al pobrecitx Hippias, al que tanto le había costado poder afirmar su propia diferencia y originalidad –tanto a través de su prodigiosa cultura, como de su túnica, sus joyas y perfumes– finalmente había de llegar a la triste conclusión, de que, en aquel in-mundo mundo –el del relativismo absoluto en el que había caído la polis– “la belleza” no otra cosa que “ser rico y ser respetado”. Sí, Sócrates tenía razón, ninguna de aquellas respuestas era una definición adecuada de belleza, aunque bien probablemente, se las estuviera dando el personajillo más singular de la polis; quizá, el que con más ansias, había experimentado la necesidad de sentirse bellx –y esto, atención: ¡aún a pesar de serlo!…–. Y es que, tras las irónicas preguntas de Sócrates, para Hippias, lo que se estaba poniendo en cuestión no era otra cosa que la relevancia, que, en su propia vida, habían tomado esas inmensas ansias por pertenecer a un determinado estatus social (el de “lxs bellxs sin serlo”). Grupo del que se sintió excluídx desde que nació –probablemente por ser “unx garrulx”, como nos aclara el joven Platón…–. Sócrates, buscaba la definición perfecta; Hippias, por su parte, hablaba de algo más vivencial: hablaba de aquél mundo clasista en el que le había tocado vivir, y que, inevitablemente, había condicionado su propia personalidad…

Pero si nos detenemos en la segunda respuesta, aquella en la que responde a Sócrates: “Esto que me preguntas, la belleza, no es sino el oro... Pues todos lo sabemos, creo, dondequiera que se añada, hace que incluso que aquello que parezca feo parecerá bello si está adornado con oro."; es, precisamente ahí, donde, con más claridad, podemos observar en qué radica la esencia de aquello que hasta no hace tanto sirvió de patrón del papel moneda… Pues sí, los fexs que llevan algo de oro encima, resultaban hasta más deseables que lxs guapxs –y de Hipias, nos dicen lxs antiguxs, que de joven lo era y mucho…–. De modo que nuestrx bellx garrulx, sabía muy bien cuán capaces eran esas prótesis doradas de desbaratar toda belleza natural; no en vano, lo que en un primer momento respondió fue “una chica bella”. Y es, tras meditarlo un poquito más, que Hippias llega a esa, su segunda conclusión, en la que la belleza es un determinado ornamento: el oro. Ese algo inerte, que, ya fuera por envilecimiento cultural o por locura compartida, lograba hacer bellx a aquél o aquella que no lo es… El adorno de oro hace que la belleza natural sea menos belleza, al menos en aquél in-mundo relativista que había olvidado la sacralidad de la vida y la naturaleza, así como la indiferencia de ésta hacia los intereses, deseos, penas y complejos humanxs… Esa perniciosa prótesis inerte –¡maldito adorno ambarino y brillante!– era la misma, que, a buen seguro, a nuestrx joven Hippias, le había hecho perder más de un amor de juventud… Y eso, como todxs sabemos, entristece y mucho…

Que el oro sirviera de tacón para alcanzar el amor, resultaba tan indignante como artificioso… En mi humilde opinión, Hippias nunca lo logró entender… En cualquier caso, él estaba tan dispuesto a hacer lo que fuera por vivir Eros –aunque los ciudadanxs de la polis se hubieran vuelto medio locxs– que si tenía que pasar por tal locura compartida, pasaría… Y de hecho, así lo hizo: de ahí que acabara su vida siendo muy ricx; si bien, esto mismo, no debiera comprometer demasiado su pensar... o por lo menos, no en todo. Pues Hippias, en el fondo, detestaba ver a nadie ni nada haciendo algo que no quisiera hacer; razón, de otra parte, por la que sería el primerx en criticar la esclavitud y en proclamar la igualdad de todxs lxs hombrxs y mujerxs. Y es que, son las verdades de juventud las que calan más hondo…; de tal modo, que, según nuestrx sofista, la belleza individual era trabajo propio –que no ajeno–; la inusitada túnica púrpura, la sandalia o el extravagante perfume, también… ¿Pues qué mérito podía haber en aquél o aquella que pudiera parecer bellx por llevar algo que ni él mismx se había logrado hacer? ¿Dónde residía su imaginación, dónde su creatividad seductora? ¿Qué encanto podía haber en una burda apropiación del trabajo, de la magia creativa que se da en toda inspiración ajena? Y en cuanto al alma… ¿Qué decir?... Pues belleza, también se da en las palabras; rebuscando en el baúl de los retales que hay en el desván de nuestras distintas culturas, quizá es donde hoy día podamos hallar algunas prendas que nos permitan sobrellevar estos tiempos de  miseria probablemente más anímica que material... En esto, tanto Sócrates como Hippias coincidían, pues, para ambxs, lx más bellx era también lx más viejx... Y ese algo bellx que es cultura, necesariamente había de ser inmaterial...; pero en esto no voy a ahondar más…

Quizá, la peor crítica que Platón le pudo hacer a Hippias, fue la de llamarle vanidosx –pues, por regla general, vanidosx es aquél o aquella, que, creyéndose sabix, no suele escuchar a los demás…–; pero con lo de “garrulx” y “petulante”, parece que la crítica revierte más, hacia quién la hizo, que hacia quien fue dirigida… Pues “garrulx”, como sabemos, es un desprecio clasista; mientras que por “petulante” se suele tildar a aquél o aquella que sencillamente es cultx, y que, por tanto, invierte más tiempo en lo inmaterial que no en lo material… En cualquier caso, Hippias, propone una forma de vida en sociedad bella; en la que todxs somos iguales y en la que nuestras insalvables y contingentes diferencias –las más superficiales u ornamentales– se establezcan a partir de la originalidad y creatividad de cada cuál –en vez de deberse a la sumisión de la mayoría a unx o unxs poquitxs que tengan mucho oro...–. Resultando, además, que tales diferencias ornamentales o estéticas (siempre individuales), sólo tienen sentido en comunidad. Pues es como en el carnaval… ¿qué sentido puede tener disfrazarse unx para sí mismx, si no es para reírse, disfrutar y bailar junto a lxs demás?... Si lo que desde una perspectiva más esencial y sapiencial, en verdad mueve el mundo, no es otra cosa que Eros… ¿cómo vamos a poderlo encontrar solxs o aislados?... En mi opinión, Hippias sabía perfectamente que el oro había usurpado el lugar de Eros; y su crítica, por esencial y radical, conmovería cinco siglos más tarde el orden del Mundo Antiguo por completo, haciéndolo añicos: y esto, precisamente cuando el cristianismo hiciera suya tal crítica, anunciando aquella “nueva praxis” que vocearía la igualdad entre todxs los hombrxs y mujerxs, así como su inherente crítica de la esclavitud… Y es que, la mariquita de Hippias, veintiséis siglos más tarde, conserva aún suficiente ánimo y voz estridente como para vociferar algo tan radical como esencial a  políticxs, economistxs o tecnócratxs: que el oro no es más que una vana prótesis para intentar engañar a Eros… Por más impotentes que sean sus cálculos, por más adornos monetarios que se pongan en las solapas de sus chaquetas o blusas; al démon Eros, jamás podrán apropiárselo, ni tan siquiera por un instante… (menos aún, todavía, aislándose o atrincherándose). Pues éste, como nos dirá Platón, aparece y desaparece, no dejando que nadie se adueñe de él…

Y es que, lo que está empezando a acontecer en este in-mundo mundo en el que vivimos, es por completo indisponible... Y aquél individuo egoísta que pretenda retenerlo sólo para sí por vías materiales –o las que sean– que sepa, que ni lo verá, ni lo experimentará, ni lo sentirá, jamás de los jamases… Pues Eros siempre es indiferente a toda prótesis dorada que pretenda usurpar su lugar; así como también lo es, de todo aquél o aquella supersticiosx, que quiera rodearse de oro como si de un amuleto mágico se tratara, en vistas a alcanzar la máxima aspiración de todx hombrx o mujxr; aquello que más placer y más felices nos hace: amar y ser amadxs... Pues la belleza “individual”, como nos hace ver Hippias, si con algo tiene que ver es con la originalidad y gracia propias, con el encanto de cada cual… que no con la apropiación del trabajo ajeno; al tiempo, que éstas, de por sí –originalidad, gracia y encanto, además de bondad… entre muchas otras cualidades que seguro que olvido…– sólo pueden alcanzar su sentido, cuando se viven y comparten con lxs demás. Es decir, en comunidad…

miércoles, 14 de marzo de 2012

El sueño de Boecio

por Agustín Marquez - El Faro Crítico


- Querida Filosofía, anoche vino a visitarme Morfeo, y me dejó una imagen que ha llegado incluso a perturbar mi espíritu estoico.

- ¿Y qué es eso que te aflige querido Boecio?

 -Soñé con un mundo totalmente global, esa forma de sociedad se extiende por todo el planeta, por el que conocemos y el que aún desconocemos, en la que unas personas sirven a otras en grandes superficies. Hay panaderos, carniceros, pescaderos, también gente que facilita ropa para que otros se vistan con telas estrambóticas y aparatos extra­ños con multitud de brillos y símbolos que desconozco.

 - ¿Y qué tiene eso de raro? Lo que me describes no deja de ser un mercado.

 -Sí, cierto es, pero las personas que atienden a los compradores son visibles a los ojos de estos, pero invisibles a su corazón. Los adquirentes los ven como meras herra­mientas, como simples objetos. Sabemos que nosotros vivimos en una sociedad que se derrumba, pero todavía, cada uno de nuestros semejantes nos son conocidos, el panade­ro es Marco, Antonio el carnicero, Teodosio el pescadero; pero en ese mundo, las perso­nas han perdido su identidad, es un mundo deshumanizado, ¿cómo van a poder ser di­chosas? Esa sociedad ha cosificado a los seres humanos, pero como estas piedras o es­tas rejas, las cosas no sienten, y por ello no consiguen ser felices.

 -Ciertamente es triste esto que comentas, pero como bien dices todas las socieda­des tienen sus partes negativas.

 -Razón llevas amada Filosofía, pero en realidad no es eso lo que más me preocupa, porque es verdad lo que comentas. De hecho, lo que más me inquieta es que muchas de las personas de ese mundo creen que esa sociedad es la peor que ha existido a lo largo de toda la humanidad.

 - ¿Y por qué crees que han llegado a esa conclusión?

 -En primer lugar porque esas gentes no se dan cuenta que la historia no solo la es­criben los triunfadores, sino que también la escribimos los que pertenecemos a gens im­portantes, de posición alta, sin problemas para la subsistencia; no la manuscriben los que cada día tienen que trabajar por vivir, los que necesitan conseguir el pan para su familia. No se dan cuenta que poco importan las vidas de los campesinos, sólo las de los gober­nantes, reyes, aristócratas. Además, en segundo término, porque nuestro cerebro tiende a olvidar los malos momentos, estoy seguro de que si sobrevivo, algún día mis mientes se­rán liberadas de los malos recuerdos de haber estado aquí encarcelado. Es un buena pro­tección, pero hace que pensemos que todo tiempo pasado fue mejor.

 -¿Y en realidad piensas que eso puede hacer que esas gentes reflexionen afirman­do que su sociedad es la peor que ha existido?

 -Sí, a veces olvidan que no se conoce la realidad de los campesinos de sociedades pasadas, únicamente se conoce ésta de una forma sesgada, se obtiene una imagen dis­torsionada del pasado.

 -Pero querido Boecio, ¿qué importa, por qué todo eso te produce este gran desaso­siego?

 -Porque hay personas que quieren cambiar ese mundo, tienen puesto el empeño en ello. La historia es una rueda, su sociedad no es tan distinta a la nuestra de hoy día, un mundo convulso por constantes guerras y altercados. No deben dejar su suerte a la diosa Tyche, ni sólo ver los aspectos negativos, si quieren cambiar el Mundo, deben subirse a la rueda, y de esa forma buscarte, buscarte a ti querida Filosofía, renovar tus ropajes, y así al contrario que yo, podrán escapar de esa cárcel.


domingo, 11 de marzo de 2012

Capítulo sexto de una serie de relatos autónomos y articulables entre sí

por Jose Luis Díaz Arroyo - El Faro Crítico

- ¿Te imaginas que no te pudiera responder a nada?
- Claro, no tendríamos de qué hablar.
- ¿Pero seguiríamos hablando?
            Con un filtro escamoso delante, una malla muy densa, cruzada y entrecruzada, opaca hasta para la luz, se refirió en su pregunta a la situación novedosa que intuían como niños. No es exactamente que ocurriera algo fuera, en la calle, que ellos percibieran, aún muy vagamente, y no supieran desde su primitiva ignorancia identificar. Tampoco, aunque algo más influía, tenía que ver que los niños llevasen toda la mañana memorizando tablas de multiplicar. Ocurría simplemente que lo que hacían ahí, memorizar tablas de multiplicar, dejó de ser acumular números en un cajón muy personal, y eso les permitió, y a ello estaban acostumbrados, hacer las mismas preguntas de todos los días sin provocar queja alguna entre ellos, sólo, muy de vez en cuando, quejas ningunas, ciertos momentos de calma demasiado poco tensa en los que la imaginación volaba en exceso.
Los que estaban alrededor, algo mayores, también agradecían que no desearan poseer aquellos números sin más. ¿Qué hacemos con ellos pues?, sería una buena pregunta si uno de ellos se hubiera planteado hacer algo distinto a aquello, y entonces todavía se refiriese, como de hecho haría, a los números como cositas a memorizar y utilizar a su antojo, pero todavía no supiera bien qué hacer con esas cositas que ya no fuera hacer algo con ellas que no tuviera que ver con memorizar números. No era el caso, los niños ya estaban acostumbrados a hacer malabares con las tablas de multiplicar. Jugueteaban con ellas, se las pasaban, las recorrían en oblicuo y en diferentes sentidos. Tablaos resonantes de multiplicar.
            Cayó una escama.
            - A ver... tres veces cinco es quince, ¿y si sumamos las tres cifras y las multiplicas por tres?
- Pues... uno más cinco más tres me da nueve que por tres... veintisiete.
- Vale, y veintisiete se compone de dos y siete que sumados dan nueve, ¿y si ahora relacionamos nueve con veintisiete?
- Bufff, no creo que el veintisiete quiera saber nada de lo que antes le componía. Al fin y al cabo hemos separado el veintisiete en dos y siete, hemos destrozado el número, y él parece que en ningún momento se resistió, ¿crees que les gustará ahora juntarse con eso que cuando era suyo no le daba mucha importancia y que ahora que dejó de serlo hizo que él mismo se descompusiera?
- Pues no sé, pero supongo que si ya tenemos un veintisiete compuesto, a este le dará igual juntarse con los restos de otro veintisiete, a no ser que..., bueno no sé nunca he entendido muy bien los conflictos individuales de los números.
            La escama era vieja y dejó lugar a otra que ya estaba preparada antes de que se fuera la primera. La nueva empujó a la vieja, en realidad, solamente porque la vieja ya había dado lugar.
            - ¿A no ser qué?
- A no ser que los relacionemos de otra manera. Si sumarlos da problemas, ¡pues multipliquemos!
- Claro, potenciemos los dos. Veintisiete veces nueve es lo mismo que nueve veces veintisiete, da igual qué número vaya delante o cuál detrás, en ambos casos hay una potenciación recíproca.
- Sí, da igual, porque el resultado es idéntico.
- El resultado es 243 – sentenció Arenoso, que había entrado en el cuarto hacía un rato.
            Una escama, una de las viejas, se hace vieja y entonces da paso a la nueva por el roce de algo fino, duro y constante, pongamos, por el roce de la arena.
            Arenoso era el nombre que habían puesto al desconocido encontrado en la playa. Le nombraron así no porque fuera escurridizo y fino. Ni siquiera porque lo hubieran encontrado en la playa y una vez en la casa, hambriento y desorientado, no se hubiera cuidado de evitar que todo se llenara de arena, sino porque, entre otras cosas, no sabían que su nombre era Trebor. Y sin embargo alguna de las otras cosas que ayudaron a nombrarlo sí referían a cierta propiedad de la arena que, como en él, no permitía que cualquier construcción se mantuviera mucho tiempo sin atención, ya fuera humedeciendo la arena para mantener o echando abajo para reconstruir.
Su particular memoria, o más bien la ausencia de ella, permitía esto y le unía de un modo especial a Sharon. Si bien, había profundas diferencias entre ellos.
            Los niños lo sabían, por eso no se extrañaron de la rápida respuesta de Arenoso y por eso mismo también dejaron que continuara hablando y dijera que el resultado, 243, siempre sería idéntico para esa operación y para ninguna otra, y que lo realmente curioso era que independientemente de ese resultado, de que particularmente fuese siempre y en ese sentido idéntico cada vez que se operase con esos números aplicados a la función multiplicación, sólo sería resultado y por lo tanto dejaría de serlo de inmediato, únicamente llegaría a ser esa otra cosa que ya no podría llamarse resultado, por la relación de potenciación de los dos números dependientes en una dependencia que les llevaba a los dos a algo que ya no era meramente lo que eran por separado, mediado o no por un tercero funcional, y a lo que sólo se podría llegar por participación plenificadora con el otro número.
- Ya... - contestó uno de los niños - ¿pero qué ocurre con la unidad? Porque no es muy justo decir que veinte veces uno y una vez veinte sean lo mismo. El uno se podría multiplicar muchas veces y potenciarse, sí, pero, ¿qué pasa con la inversa? El veinte se queda tal cual multiplicado por el uno, ¡no hay potenciación!, ¡la unidad rompe la relación recíproca de potenciación! - gritó como si acabase de descubrir algo enorme.
            Su propio amigo, más niño todavía, le miró sorprendido por la seguridad con que afirmaba tal estupidez. “¿Pero no acaba de escuchar a Arenoso?”, pensó y miró al adulto que ya no estaba en aquella conversación. Miraba por la ventana a Sam y Sharon, a sus gestos y los movimientos de sus manos.
            Arenoso no recordaba nada anterior a dos semanas, pero esa nada ya permitía que, al menos, sí hablara, trabajara con números, y conservara una cierta actitud, una tendencia natural a cierto tipo de cosas que sí y cierto tipo de cosas que no le resultaban placenteras según cómo ocurrieran, o dejaran de ocurrir, aquellas cosas con él. Por eso le pudieron extrañar los gestos de Sharon y Sam. Ambos levantaban mucho las manos todo el rato, muy por encima de los hombros. También, a tenor de lo mucho que bailaban los pliegues de sus labios, Arenoso pensó que estaban tratando de algún tema especialmente interesante. “A ver que se cuentan...” pensó y se levantó, dejando a los niños multiplicándose en su conversación, camino de la puerta de salida a la calle.
            De camino se detuvo y no llegó, alguien, antes de su llegada, había abierto ya la puerta de un empujón.
            Sharon se plantó junto a Arenoso. Quería ver, y ver algo, a Arenoso, su rostro. Así que, frente a él, miró sus rasgos y también sus perfiles durante un buen rato.
Un vistazo más o menos largo no habría variado apenas la respuesta de Arenoso, por ello cuando Sharon, ya con una buena y reciente fotografía del rostro de Arenoso, marchó de la casa tras preguntar atemorizada si Arenoso había estado alguna vez en la cárcel, él rompió aparentemente su pasividad y corrió y la siguió hasta fuera de la casa.
- Espera Arenoso tienes que ver esto – gritó Víctor agarrándole del brazo y mostrándole un periódico – mira...
            “Ocupación indefinida, más de dos millones de personas toman parques, colegios, centros de salud y otros organismos públicos en la capital del Estado Español...” decía la portada del periódico. Arenoso tras leerlo sonrió y antes incluso que su pensamiento pudiera estructurar una tela consciente que dijese “bien, ya era hora...” o “estupendo, ocupemos los lugares públicos que sólo pueden ser nuestros” o  “venga, vayamos allí y echemos una mano” o “claro, pero, ¿qué tipo de unidad es la que realmente puede romper una relación recíproca bidireccional asimétrica?”, se topó, ya en la segunda página del diario, con una editorial que pretendía explicar el asunto. Un texto largo, que leyó muy por encima, coronado por una gran foto acompañada de un pie de página que concluía “Fotografía de archivo de Trebor Deer Alswork, preso por cuya extraña desaparición comenzaron las protestas en Madrid”.
            Que fuese la falta de garantía de transparencia en el trato de los presos lo único sobre lo que aparentemente se protestaba en los papeles, no inquietó todavía en exceso a Arenoso. “Me cagüen la puta, soy yo”, es lo que dijo.

Sininminenciádese con mi
sangrantemente húmedo y medido vestigio tecnocrático del dispositivo de penetración primigenia
entre alienaciones lumínicas
entrentrentrentrentre
no luces que flotan
de nuevo
en un océano magmático primigenio
desenvuelvo el recinto enlazado que yo supongo como regalo para otros que no soy yo.

Cuando un astro
pongamos el sol
anaranjado
vizqueante
altivo para la luna
en la distancia móvil entre el horizonte y un nube
dibuja sonrisas
quizá solo una
pero hueca y asalariada
quizá también por la luna
mejor reponer constantemente los puntos hasta el final de la línea continua horizontal del horizonte
que contar
ciertamente por contar
solamente sin solución de continuidad
punto por punto sin el disimulo de una cortina de humo con aspecto de nube
ciertamente más aterciopelada y omnipropietaria
que socave la distancia entre el horizonte y la nube.

¿Puede haber una escama circular?
descentrada o no
vieja a ratos o nueva
¿esperamos reconocernos en los pedazos de piel caídos en los hombros de alguien?
¿y en sus tobillos hinchados?
¿y en los nuestros?
Si no pudiera viajar a la pata coja
si la interferencia sonora del ruido de un (en)tren(tre) no me emocionara
si la posible segunda venida de un Redentor no me revolviera de mi sitio
ya no estaría aquí
estaría
en cualquier caso estaría
y siempre absorto
y fulano o mengano
y siempre desdibujado por un compás que me pincha y fija al papel antes de perfilar
con pulcra exactitud decimal
la raya del ojo que me observa
y se deslumbra y se pregunta
por un sol todavía más esférico que la mayor simetría escamosa que uno pueda hallar tras rascarse en el punto donde convergen
con interés anticipado por sus trayectorias
dos líneas limbares parabólicas
con planos gravitacionales paralelos al substrato que los sostiene como manchas.
Una mancha roja en la redondez superficial del sol
en su piel.

- Me cagüen la puta, soy yo – repitió Arenoso.
Y todas la escamas envejecieron de golpe.

miércoles, 7 de marzo de 2012

RETRANCA: ¿UNA FORMA DE REBELIÓN?

por FKastro - El Faro Crítico


El lenguaje del poder es también el lenguaje del eufemismo. Vacía la verdad de certeza, para transformarla en artificio. Pero la verdad es creada interesadamente, por supuesto hay alguien detrás creando formas de decir, de pensar o de señalar. En ese lenguaje de dominación nada cae en lo insondable del azar, más aún cuando se reproduce con celo y puntualidad. La distracción creada para evitar que nos preguntemos por el quién es otra palabra: Moda. Otro nuevo eufemismo que oculta los incómodos interrogantes por esa nueva acuñación lingüística.

La retranca constituiría el freno de esa máquina productora de sentidos y significados. Un obstáculo que no permite llegar al final del camino de la concreción en su significación, y que nos lleva caer en la indefinición del camino a medias, que además abre otras posibilidades a recorrer. La cuestión a tratar es si la indefinición de la retranca es precisamente una rebelión contra la supremacía del eufemismo, o si por el contrario es precisamente hacerle el juego al lenguaje del poder, facilitándole el trayecto para despojar a la verdad de su efectividad.

Parecería que la retranca y su actitud se resistieran a la colonización, pero en este caso también habría un quién: ¿Quién desearía usar la retranca para apreciar el triple, cuádruple o infinito juego de la indefinición?. Ese freno de la imprecisión, ciertamente, puede constituir un juego, un eterno cadáver exquisito que permite el compartir, que se recrea una y otra vez en un intercambio que nos hace mejores y que participa, en su vertiente más revolucionaria, contra la concreción de la maquinaria del poder que pretende fijar definiciones interesadas. Sobran ejemplos en la infancia del niño que con una pregunta abierta despoja al padre de su autoridad, de su sabiduría de cartón piedra, enfadándole o silenciándole en su perplejidad. Pero también, en ciertos ámbitos, principalmente el laboral, puede participar de un discurso cuya motivación es la negación encubierta, la insatisfacción, o incluso el buscar a veces crear cierta solidaridad. Formular los puntos suspensivos como interrogante en las relaciones de poder puede oler a dinamita. El lenguaje, que siempre es comunitario, sean puntos suspensivos o promesas en un mitin, busca la adhesión. Muchas de las consignas del 15M, que una parte han sido una adhesión al no por indefinición, han conseguido congregar muchos adeptos, pero, por el contrario, en ciertos espacios más reducidos como una cadena de montaje o el ambiente frío y distante de una oficina, desprenden una ambigüedad  que es inmediatamente solapada como ironía o incluso como silencio que no otorga.

Hay una servidumbre “involuntaria” en esa rebelión del sin-sentido. Amoldándose para tratar tabúes, o al menos pasear cerca de ellos. Pero, por el contrario, y con mayor riesgo, es que también destapa la esencia de la guerra civil permanente, del todos contra todos latente que habita en el lenguaje del poder. Podemos practicar la rebelión desde las propias palabras que usamos. La posibilidad de que nuestro propio entender y comunicar sea una forma de lucha, hay que valorarlo como el primer arma a emplear. El prefiero no hacerlo de aquel, o el silencio a exhortaciones concretas, revuelven el lugar y las personas que lo habitan. Las armas empiezan en el lenguaje. La retranca, podría ser el pistoletazo de salida.

Bajo esa estrategia habría que plantearse dónde o cuándo usar la retranca. Dependiendo del lugar o del momento, esa indefinición puede ser estéril, o puede llevarnos a nuestra propia ruina (esto no sería una novedad dados los tiempos que vivimos). Y lo que es aún peor, la propia indefinición puede ser también una forma de colaboracionismo. El que calla accede, o el que no se define acaba en la cámara de gas, son también probabilidades, pero no son sólo las únicas. La indefinición puede resultar también una forma de apuntalar la jerarquía y además, aumenta las posibilidades de ascenso al no pisar ningún charco (aunque eso tampoco es seguro). Los lugares de aplicación de la retranca son quizás la estrategia fundamental de su uso. Hasta qué punto la propia indefinición puede amoldarse como un guante a los ambientes metálicos de oficinas sin luz natural, o a las frías e indiferentes máquinas de una cadena de montaje. También, y no debe olvidarse, la retranca es también la voz del miedo. Los puntos suspensivos dependerían del gesto. El doble sentido sería el castañetear de dientes.

La retranca que origina esa infinidad de sentidos, no tiene un solo interlocutor que habla, hay toda una trascendencia en la posibilidad de dejar las puertas abiertas al establecimiento del academicismo más rancio, al intelectualismo más elitista, o al bufonismo, e incluso a algo más importante para el asunto que tratamos, a las posibilidades de cambio. Puede ser la retranca la ruptura de los significados que han sepultado la verdad que nos ha sido robada con eufemismos. Puede ser la retranca el lugar desde el que partir. Pero, ¿qué debemos hacer con nuestros puntos suspensivos?, ¿Tratar de pelar la cebolla de los significados inculcados por el fascismo?, o ¿quizás es mejor tirar del freno donde nos plazca y abrir vías alternativas dentro del enorme juego lingüístico que además ya poseemos?.

Porque, usar la retranca, sino es por puro egocentrismo, tiene objetivos comunes, dispara a la diana de la extrañeza de las verdades masivas, y niega de golpe la relación asumida con el otro. La retranca abre sendas interminables. Puede llegar a negar la relación amo-esclavo, invirtiéndola incluso, como en el guión de Pinter en El Sirviente. Aunque también ese doble sentido, puede no pretender afirmarse nunca, quedándose en pequeñas quejas, digestionadas con facilidad por los medios habituales, y aceptando el statu quo sin que esa aprobación sea muy explícita, para así amoldarse discretamente a las formas habituales y adoptando la pose de revolucionario-burgués, todo en uno. Por tanto, ¿Sería la retranca una posibilidad de anticapitalismo o, por el contrario, una  afirmación del sujeto individualista e ingenioso?.
Aunque el retranquista, permitidme que así le llame, puede encontrarse que es desprendido de su oficio, debido a que tiró del freno demasiado tarde y le cazan, dominándole con un solo sentido, con un solo significado. Y lo peor es que, además, seguro que no era el que quería dar al asunto, precisamente porque el retranquista puede ser un simple incendiario que no le importa saber lo que quema sino sólo quemar, o un alma normalizada que se sorprende de pagar el cristal roto cuando todo era un juego. El poder busca fijar al retranquista, sea quién sea, no es una cuestión de que juegue para el poder o contra él, la cuestión se bate principalmente en el control. El poder debe saber a qué se enfrenta, pero con el retranquista nunca podría averiguarlo, porque su objetivo es precisamente no ser tomado en lo único que le pertenece, su propio estilo.

Si el sin-sentido es alcanzado por la doble moral (nunca es triple), entonces el retranquista es claramente vaciado en la normalidad que mata lo original y cercena el juego.

Detectar si la revolución está en marcha en los lugares que habitamos es fijarse simplemente si el retranquista revolucionario, que no el colaboracionista (este bromea, pero juega las reglas con culpabilidad pero también con puntualidad), es de continuo reorientado, redirigido, sometido o aislado allá donde se encuentre. Todos aquellos que le están enfatizando de continuo reglas, le están excluyendo. Pero el retranquista se escabulle, para luego rodear al contrario y continuar con su genuino estilo para demoler.

Pero el gran ataque que sufre el estilo retranquista proviene desde la publicidad, que ha conseguido conquistar un territorio que le correspondía por derecho. El uso de los puntos suspensivos en los anuncios es claramente una línea que indica la dirección a seguir: El propio consumo de una idea. La labor del retranquista que pretende el sabotaje es usar significados que no pueden ser conquistados por las fauces del capitalismo y su circulación. Ahí es dónde la guerra civil sale a la luz. La guerra de significantes, significados y sentidos tienen que ver con la posibilidad de alterar las reglas del movimiento normalizado, del intercambio. Estamos inmersos en diferentes zonas copadas por un lenguaje extremadamente minucioso que día a día busca domesticar la violencia, la agresividad de un lenguaje herido que se niega a ser dominado, y que reivindica lo habitual de sus consignas, precisamente como reivindicación del lenguaje más elemental que no puede ser conquistado.

Próximamente el fonema acabará siendo el elemento clave a defender.

Atrás quedan los tiempos en que el doble sentido pertenecía sólo a las elites dominantes y la retranca era para el tonto del pueblo. Estos nuevos retranquistas, a menudo considerados como impertinentes, han descubierto que las palabras crean condiciones, que los puntos suspensivos multiplican las posibilidades, y que las respuestas a destiempo, o fuera de la conversación, resultan pólvora contra el poder. La calculadora de consecuencias y posibilidades adormecería la retranca, pero si asumimos ese letargo, esa servidumbre, ¿qué nos queda?.¿El silencio quizás?. ¿No habría revolución porque lloviera, o simplemente preferiríamos quedarnos en casa para guarecernos?. Ceci n’est pas une pipe?.

viernes, 2 de marzo de 2012

Sobre lo humano y lo divino

por Antonio Fernández Balsells - El Faro Crítico


Sobre lo humano y lo divino
Lo divino suele acontecer de la mano de un niñx; esto es así, porque cuando se da, lo hace de un modo fortuito o espontáneo, incluso como por casualidad. Hay que estar alerta, en cierto sentido atentxs, porque a veces aparece –otras no– pero le ocurre lo que a Eros, que aparece y desaparece, no dejando por ello nunca de ser. Se puede dejar ver en un rincón o en medio de un escenario, pues no le gusta distinguir de lugares, personas o animales: no, porque aparece tanto en un bar como en una fábrica, en la playa o en medio de un telediario... ¡Y ay de aquél que se quiera apropiar de él!... Cuando se da, rompe esquemas, precisamente los del humano que ha tenido la suerte de verlo; y es que, siempre que martillea lo hace por y con amor, haciendo que los clavos de lo obvio se ablanden y las penas se lleven mejor. También le dice al clavo o al teólogo que nunca pretenda usurpar su lugar convirtiéndose en necesario o indispensable… pues ésto, sólo lo divino lo puede ser él. Que ahí no quepa duda, cuando aparece, conmueve; sí, porque si bien en un principio aturde, luego deja un manantial de inmensa serenidad… Capaz de dejar a cualquiera sin palabras, si bien tal silencio –le oí una vez decir a Diotima, es lingüístico– lo único que ocurre es que descoloca nuestras palabras… pues al irrumpir nos inunda con una profunda sensación de ternura, como si por fin entraran nuevas palabras felices en nuestra cabeza… ¡Palabras! ¡No!…¡Qué digo!… ¡Cuidado que no son palabras!... Pues al ser lo divino inmaterial, lo único que nos brinda es que entre ellas se casen de un modo distinto, como si bailaran una polca (si bien esa tarea nos la deja a los mortales, pues él, lo único que hace es lanzarnos sus dardos de amor desde la más rara y extraña de las diferencias: la más marginada, la más invisible, la menos tenida en cuenta ‑¿quizá la más cercana y por ello aún, todavía, más olvidada?…) No sé, pero dicho de un modo distinto, es ese algo necesario que permite que nuestra agua mental no se estanque, sino que circule y fluya con a través de las demás aguas… Tras uno de sus golpes de cerbatana ‑siempre en lo más profundo de nuestro ser, que no es otro que él mismo, de tal modo que, por indisponible, ni tan siquiera disponemos ya de ese algo "más interior que nuestro propio interior" que decían los monjes medievales…‑ el problema es, pues, siempre el de reorganizar las palabras después de que nos tire uno de sus dardos; pues al ser indisponible, sabe que quien quiera hablar demasiado de él o bien está dispuesto a recibir más de un tirón de orejas -pues es así como se juega con él-; o sino, que calle, pero que no se lo apropie… Así lo divino con nosotrxs…

Lo divino, pues, atento, nos insta a escapar de nuestras penas individuales; si es que no queremos olvidarnos de él. Un modo de invocarlo ‑pues muchas veces suele aparecer así…‑ si algún día tenemos muchísimas ganas de verlo -aunque tan sólo sea por un brevísimo instante- es no parando de hacer cosas con los demás: muchas, volcando todo nuestro amor, pero también atentxs, pues quizá en algún momento u otro aparezca… Lo divino pues, juega –ya lo decía Heráclito– al juego de hacernos reír de nosotrxs mismxs y de nuestras penas; pues, cuando se digna a enseñarnos algo, desde fuera nos remueve de fondo, llegándonos en algunos momentos a hacer sentir como ridículos, pues siempre le gusta turbar a nuestro sujetito abstracto, del que nos sabe incapaces de prescindir por completo. Lo dicho, suele acontecer en comunidad...

Aunque no quiere hacernos daño; tampoco quiere hacernos ningún bien, y, sin embargo, cuando acontece, siempre es sabio. Algunxs piensan que lo divino podría darse sin que hubiera persona alguna; yo creo que no, aunque no por ello crea que pueda reducirse a lo meramente humano; pero es precisamente con las personas, quizá, con quién más le guste jugar (quizá por creerse éstas tan sabias, que siempre intentan usurparle su lugar; cuando no se empeñan en decir que es algo o alguien, que nunca lo puede ser...). Sí, ahí lo divino rivaliza con lo humanx, y siempre tiene las de ganar: se dice que filósofx es aquél que ama la sabiduría, de modo, que quien la busque, nunca puede dejar de amar lo divino; esto es, de buscarlo e invocarlo, de hacer lo posible por que se dé; pues éste, como se dijo, siendo lo más sabio –sin que por ello podamos imaginarlo como a un dios antropomórfico; pues lo divino, nunca se deja imaginar…–, no nos desea ni bien ni mal, pero sí que nos ofrece siempre un poquito de saber… Cuando acontece, hace que veamos lo mismo de un modo distinto –ese algo que algunxs llaman “realidad”, pero que al ser “extenso” (o “físico”), entonces, precisamente por imaginable, en modo alguno puede confundirse con lo divino, que se sirve de la extensión para acontecer, pero sin poderse nunca reducir a ésta… Al tiempo que también se burla del afortunadx que crea que su acontecer fue ya decisivo, que sólo a él o a ella le reveló toda la verdad. Pues lo divino, al ser como un niñx, gusta que juguemxs con él. Le encanta que nos equivoquemos, pues cuanto más errores cometamos, más puede lo divino jugar con nosotrxs, y así, enseñarnxs. Así son más los dardos que nos cruzamos con él; de una parte nosotrxs montando castillitos de naipes y él con su cerbatana que aturde, rompiéndolos una y otra vez… Lo divino no entiende a los adultxs, pues por ser mayores, le aburren; eso sí, puede dejar que éstos pasen siglos enteros ensimismadxs despaldas a él –aunque le estén haciendo daño, incluso lo ignoren–; pero como sabe que sin él, ellxs no podrían ser, aguarda en su sala de juegos que es este mundo, convencido de que en un momento u otro, han de volver a él… Sin embargo, que nadie crea que dispone de él, pues entonces, como el niño travieso que no sabe perder, a quién se crea sabio siendo humano le lanzará un dardo –como siempre medio en broma y con cariño–, precisamente ahí donde más le duela; y entonces, el humano, o se avergüenza y se exilia; o sigue jugando con él.

jueves, 1 de marzo de 2012

Jornadas da Soda Cáustica | Oporto(Portugal) 2 a 11 de Marzo

“Eles já estão lá: eles próprios começam a contar os exércitos [do reino] para nada, e infelizmente a força deles está na imaginação; e podemos dizer com toda a certeza que ao contrário de todos os outros tipos de poder, eles podem, quando chegam a um certo ponto, tudo o que eles pensam que podem.” 
Cardeal de Retz a Ana de Áustria 

“ Aquele que deseja e não age pode gerar a peste”, 
William Blake

A cada dia que passa fica a nu que a acumulação do capital não passa da acumulação da pobreza: a destruição social, ecológica e humana. O velho continente, que durante séculos acumulou essa dupla inseparável, deu-se agora ao luxo de alargar e apofundar não só essa pobreza espiritual como também voltando à pura e dura pobreza literal.

A crise não é reconhecermos o que é da ordem da evidência. A nossa crise é conseguir ver e criar alternativas que, a cada dia que passe, apelem e envolvam mais gente. Para isso temos de partir do que somos, do que temos, mesmo que isso seja pouco. Nesse sentido, a crise pergunta-nos: como reunir as forças da imaginação? Como deixar de ter medo do reino de controlo e suas tropas? Como poder tudo aquilo que pensamos?

Vem Às jornadas e junta-te à nossa crise
2 de Março, sexta-feira 

20h | Gato Vadio
Jantar vegetariano: solidariedade com o Musas 

22h | Gato Vadio
Iniciativas de produção local 
Debate e partilha de experiências sobre projectos com Raízes, Agitadoras de Alquimias, Casa da Horta, Musas, Horta-lá

3 de Março, sábado 

10h30 | Raízes
Visita à Horta I: Raízes 
Local de encontro: Gato Vadio

17h | Gato Vadio
Recriar a ordem social e política: Portugal no mundo 
[com Grazia Tanta; mais detalhes abaixo]

20h | Gato Vadio
Jantar vegetariano 

22h | Gato Vadio
15 M La revolución como una de las bellas artes 
[com Faro Critico; mais detalhes abaixo]

4 de Março, domingo 

10h30 | Agitadoras de Alquimias
Visita à Horta II: Agitadoras de Alquimias 
Local de encontro: Gato Vadio
Sábado, 3 de Março | 17h | Apresentação
Recriar a ordem social e política: Portugal no mundo
Grazia Tanta / Esquerda Desalinhada 

# caraterização do capitalismo neoliberal
# fatores do seu dinamismo e instituições
# enquadramento externo de Portugal
# Portugal, situação económica calamitosa
# Manietamento institucional em Portugal
# Paradigmas para a construção de alternativa
# Instrumentos para a construção de uma transição

Sábado, 3 de Março | 22h | Livro
15 M La revolución como una de las bellas artes 

Apresentação pelo grupo Faro Crítico

"Este libro no pretende dirigir nada, y menos lo indirigible, no pretende ser conciencia de nada ni de nadie. No pretende imponer unos programas fijos dados de antemano. Este libro sólo pretende dar que pensar, aportar ideas y, sobre todo, dotarnos de espacios, de cuestiones y perspectivas, y de tiempos diversos para que podamos pararnos a pensar sobre aquello que ocurre, sobre el cambio que están viviendo nuestras sociedades y poder aportar a ese cambio, lugares, pues ahora se abre el lugar de nuestra oportunidad. 
Somos un grupo heterogéneo que trabajamos desde hace tiempo en imágenes, pensamientos, economías, políticas, investigaciones y acciones conjuntas. El nombre “Faro Crítico” indica que nuestra labor es precisamente la de orientar (no dirigir), la de poder iluminar vagamente los límites y linderos para que los barcos de nuestro mundo sepan que pueden encallar si van más allá de su límite propio, del lugar donde pueden habitar. 
Este libro es un conjunto de artículos heterogéneos que enfoca, desde diversas perspectivas el Acontecimiento 15 M; desde la crisis, sin la necesidad de la crisis; desde algunos modos de la postmodernidad, contra una forma capitalista de postmodernidad; desde enfoques históricos, éticos, filosóficos, éticos, físicos, etc. 
Un conjunto articulado de análisis de un acontecer que parece articular las diversas izquierdas."
A consciência não pode render-se mais ao estado actual das coisas. Não é a soda-caústica que nos alimenta, ela apenas nos ajuda a tirar um mundo a limpo. Mundo, onde cada vez mais a nossa vontade de querer viver e de experimentar a aprendizagem colectiva de construir outro mundo não pode ter lugar. Contudo, a crítica não chega para nos deixar despertos.

Estas Jornadas procuram o lugar que aos poucos se vai tecendo, são tão só mais um ponto de partida. Depois, a jornada continua....

Info-activismo:
6ª, 9 de Março | 22h
Mídia Independente em Tempos de Guerra
Filme & Debate

Loesje
Sábado, 10 de Março
11h-16h30: Oficina de Posters 
22h: Partilha e Propriedade
Rip: A Remix Manifesto
SOPA + PIPA + ACTA + #PL118

Filme & Debate



Domingo, 11 de Março
16h: Privacidade 
Filme & Oficina de Auto-Defesa
18h30: Laboratórios Digitais 
Apresentação com Galegas

Más información: http://gatovadiolivraria.blogspot.com/2012/03/jornadas-da-soda-caustica-2-11-de-marco.html